viernes, 8 de diciembre de 2017

00595 La Moreneta

ESTA ES MI CIUDAD QUERIDA

En cuántas correrías infantiles y confesiones habrá participado esta morena ninfa con cántaro en el largo devenir de sus años. Siempre he tenido cierta debilidad por ella. Su sensualidad, el ténue sonido que le acompaña, su enigmática presencia. Aún hoy me pregunto si está triste o risueña mientras mojo mis dedos, como siempre hacía a la salida de cualquier novena que se celebrara en la Catedral, en un agua de bellos reflejos. Ella siempre me gustó, al igual que el arbolado enclave que la acoge. Un rincón sereno y monumental que toda ciudad necesita para airear sus hermosas sensaciones.

En la plaza de la Catedral de Huesca, allí está desde finales del siglo XIX, gracias a la concesión de la traída de aguas del manantial de San Julián de Banzo. "Esta fuente fue una de las ocho que se colocó en Huesca para abastecer de agua a la población. En 1881, un empresario propuso al Ayuntamiento de Huesca realizar por su cuenta, mediante una concesión, la traída de agua potable a la ciudad desde el manantial de San Julián de Banzo, ubicado a 17,5 kilómetros del núcleo urbano. Así, entre 1883 y 1887 se realizaron las obras por las cuales se tendrían que instalar ocho "fuentes de vecindad"; una de ellas sería la de la Moreneta". La fuente fue realizada por la Fundición Antoine Durenne, con los planos del arquitecto municipal Federico Villasante. Elaborada con hierro fundido, se le dio una capa de pintura para protegerla de las inclemencias meteorológicas. La fuente se empezó a conocer como "La Moreneta", por el color que tomó la pintura al estar expuesta al sol. El resto de fuentes se instalarían en las plazas de San Victorián, San Pedro, San Lorenzo, Santo Domingo, Lizana, el Temple y el Justicia, todas ellas costeadas en su mayor parte por el empresario. La de "La Moreneta", sin embargo, fue costeada por el consistorio oscense, "de ahí su belleza frente al resto que fueron más sencillas".

En un principio no estaba situada donde está en la actualidad, sino unos metros separada, y no guardaba simetría con la puerta del consistorio oscense, lugar que ocupa en la actualidad. También sufrió cambios, como por ejemplo, el pedestal sobre el que se sustentaba, que se cambió a principios del siglo XX por uno de hierro fundido y planta octogonal, realizada en la empresa zaragozana Averly. Una fuente idéntica a esta, también adquirida por catálogo en la Fundición A. Durenne, la podemos encontrar en la ciudad de Málaga.

Algo tendrá esta "moreneta" cuando mi querido amigo Toño Julve se fijó en ella para escribir una hermosa canción a la que Juanjo Almarza le puso la música: "El Peregrino", una de sus "Emociones a la Carta".

"Cuentan que un peregrino en su caminar, rumbo hacia el Pirineo, se detuvo a descansar buscando fonda y cobijo en una ciudad, la cual no conocía y el alma le iba a robar. Y al adentrarse en ella  recorriendo sus callejas, le cautivó por ser bella, acogedora y serena. Preguntó a un viejo sabio por el nombre de la villa, él le contestó cantando al son de esta melodía: Esta es la ciudad de Huesca, flor de Aragón, pórtico del Pirineo, San Lorenzo es su Patrón. Y cuando vayas por el mundo podrás contar que un día estuviste en Huesca y jamás la olvidarás.

Guiado por sus pasos el parque fue a ver, los claustros de San Pedro y la Catedral después. Y allí encontró una fuente y al ir a beber vió en el agua el reflejo del rostro de una mujer. Guapa, vente conmigo, le suplicó a la moceta. Escucha bien, peregrino, le contestó la moreneta. Yo no me quiero marchar. Esta es mi ciudad querida. Ahora lo comprenderás si escuchas la melodía: Esta es la ciudad de Huesca, flor de Aragón, pórtico del Pirineo, San Lorenzo es su Patrón, Y cuando vayas por el mundo podrás contar que un día estuviste en Huesca y jamás la olvidarás"





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