domingo, 26 de enero de 2025

01583 El Bocadillo de Pollo al Curry

 EXCELENTE QUITAPENAS


Para mis lamentos, la edad de los bocadillos ya se ha pasado. No es que los haya descartado por completo, pero nada que ver con mi buena época de jovenzuelo y de no tan joven. Ahora, de vez en cuando ataco algún que otro "bocata" y anda que no lo disfruto. Como soy consciente cuando lo como que tardaré un tiempo en volver a repetir, lo disfruto el doble y me recreo en él. 

A los tradicionales bocadillos de toda la vida, los consabidos y bien ponderados de jamón, chorizo pamplonica, beicon y queso, tortilla de patata, pepito de ternera..., he ido añadiendo otros, otrora imposibles e impensables. Un ejemplo, el que traigo en esta ocasión hasta este caleidoscopio vital. Lo probé por casualidad y me encantó. Desde entonces, cuando se tercia, me doy un capricho. Me parece un bocadillo de postín, pleno de sabor y hasta diría, que un excelente quitapenas. Bueno, cualquier bocadillo es un excelente quitapenas. 

Para acoger a este cocinado en modo bocadillo, he probado con distintos panes. Todos correctos, pero si puedo elegir, me quedo con el pan tipo chapata. Hay varias recetas al respecto. Tras probar por primera vez esta delicia, indagué y finalmente, me decanté por la que a continuación comparto, con alguna variación adecuada a mis gustos.

Ingredientes para 4 generosos bocadillos: 800 gramos de pechugas de pollo, 1 pimiento rojo, 1 pimiento verde, 1 cebolla pequeña, 3 cucharadas soperas de caldo de pollo, aceite de oliva virgen extra, 2 cucharadas de curry, pimienta negra molida y sal.

Elaboración: Pochar la cebolla cortada finamente en un poco de aceite de oliva. Reservar. En una sartén, freír a fuego medio las pechugas cortadas en trozos pequeños. Sazonar y retirar del fuego cuando comiencen a dorarse. Cortar a trozos los pimientos y sofreír ligeramente. Añadir a los pimientos el pollo, la cebolla, pimienta negra molida y un par de cucharadas de curry. Mezclar todo lentamente. Añadir las 3 cucharadas de caldo de pollo. Cocinar a fuego bajo/medio durante unos 15 minutos removiendo de vez en cuando. Si se queda sin salsa, añadir más caldo de pollo. Una vez cocinado el pollo al curry, preparar los bocadillos con el pan, del tipo que sea, ligeramente tostado.






01582 La Noche de los Sueños

 NOCHE DE REYES


No te inquietes si alguna de tus sueños no llega esta noche. Cierra los ojos y vuelve a soñar. La noche de los sueños cumplidos es larga y sorprendente.


01581 Los Callos con Huevo Frito

 CULO VEO, CULO QUIERO


Ya he dejado constancia en este caleidoscopio vital, a través de las entradas números 00604 y 01372, mi gusto por los callos. Regresan de manera sorprendente y por casualidad. Me explicaré.

Con mis amigos del grupo de teatro, hemos institucionalizado almorzar cada dos miércoles. Para mí, lo de almorzar es una novedad, pues desde que trabajara en Correos hace casi cincuenta años, había perdido tal costumbre. Ya he comentado en alguna ocasión, que por las mañanas me alimento de cafés americanos. 

El caso es que alguien propuso recientemente que deberíamos juntarnos para almorzar una vez a la semana en un bar próximo a nuestro lugar de ensayo. Se trata de un establecimiento muy concurrido, con una carta de almuerzos muy amplia y tradicional y, para los tiempos que corren, muy bien de precio: 9 euros con bebida y café. Además, la amabilidad de los propietarios es su santo y seña, cosa que también, para los tiempos en los que vivimos, es un dato a tener en cuenta. De momento, quedamos cada 15 días. Tampoco conviene venirse muy arriba.

El primer día, los cinco que acudimos a la cita coincidimos en la propuesta: unas manitas de cerdo deshuesadas a la plancha, con huevo frito y patatas panaderas. Un auténtico escándalo de plato. Estaban deliciosas. En la segunda convocatoria, y de momento última, tres de mis compañeros repitieron manitas, mientras que el cuarto y yo, decidimos probar otros horizontes, inclinándonos por unos callos, de los que habíamos oído hablar francamente bien. Justo en el instante que solicitábamos al camarero nuestras respectivas apetencias alimenticias, vi pasar a mi lado unos callos con un huevo frito encima. Miré a mi compañero de gustos y sin mediar palabra, nos lo dijimos todo con la mirada, pedimos que nos pusieran también un huevo frito, por aquello de "culo veo, culo quiero", y porque tenían los callos con el huevo una pinta fenomenal. Es más, en la espera a que nos sirvieran, vimos pasar varias cazuelas de callos y todas iban provistas de huevo.

El resultado no pudo ser más óptimo. Los callos estaban deliciosos y la suma del huevo frito, todo un acierto. Para mí fue una novedad que no cayó en saco roto, máxime cuando últimamente acompaño a muchos platos con un huevo frito. Hasta ahora nunca ha molestado. Y sí, esos callos estaban para nota y recuerdo.

Por cierto, creo que le voy a coger gusto a esto de los almuerzos.

 








01580 Dedicatoria

 VIDA COMPARTIDA


Detrás de estas flores se acomoda el mejor de mis regalos. Y aun cuando en breve tiempo se marchiten y tan solo quede un ligero recuerdo de su perfume y dejen un espacio vacío, se tornarán en compromiso con una vida compartida.


01579 Las Pizzas con Masa de Hojaldre

 UN DELICIOSO CAPRICHO


Esta delicia se ha convertido en nuestro festín del fin de semana. Bien el sábado para cenar o como aperitivo del domingo. Y es que las pizzas con masa de hojaldre o "falsas pizzas", como también se las denominan, me parecen todo un acierto, además de ser una delicia. No se tarda mucho en cocinarla y es algo más ligera que una pizza al uso.

En cuanto a los ingredientes a utilizar, admite una gran cantidad de ellos. Todo es cuestión de gustos y apetencias. En casa, la que más acostumbramos a cocinar es la de queso feta, pimiento verde, mozzarella y tomate. Nos resulta muy sabrosa, es ligera, en la medida que puede serlo, y económica. Solo tiene un problema para mí, que siempre me sabe a poco.

Ingredientes: una lámina de hojaldre, 2 pimientos verdes, 250 gramos de queso feta, 250 gramos de mozzarella y tomate frito.

Elaboración: Cortar los pimientos a ruedas finas y freírlos ligeramente en un poco de aceite de oliva. Untar tomate frito sobre una lámina de hojaldre extendida. A continuación, sobre el tomate, añadir el pimiento, cuadraditos de queso feta y mozzarella. Introducir la pizza en el horno precalentado a 180 grados y hornear hasta que veamos que la masa de hojaldre está cocinada. 


01578 Las Croquetas de Pollo

 EL DÍA DE LAS 92 CROQUETILLAS


Las prisas, dicen y corroboro, son malas consejeras. El caso, es que hace unos días se nos complicó en casa la mañana y se nos hicieron algo más de las dos de la tarde. ¡Horror! Y la comida sin hacer.

Como quiera que en ese momento nos encontrábamos en un gran supermercado, decidimos comprar algo para comer que no tuviera excesivas complicaciones y fuese rápido de preparar. Nos decantamos por una pasta fresca rellena y uno de los pollos asados que acababan de sacar al mostrador. En condiciones normales, hubiésemos pasado revista al ave asada. Es decir, que tuviese un buen tamaño, ni muy grande ni muy pequeño, que su piel se mostrara un tanto rustida y a la que no le faltara salsa. Con estas premisas, es muy, muy difícil que el pollo asado no esté en óptimas condiciones. O por lo menos, es lo que yo pensaba hasta ese día de autos. Lo cierto es que no perdimos mucho en la elección y supervisión del popular alimento.

Cuando llegamos a casa, hicimos la pasta que aliñamos simplemente con aceite y troceamos el pollo que todavía guardaba calor. Con la primera incisión del cuchillo pude observar que algo me decía que habíamos cometido un error. Las pechugas no se cortaban con la habitual facilidad y de las extremidades del ave se desprendían unos hilillos rojos. Vamos, que estaba rematadamente crudo. Tanto, que apenas pudimos darle un par o tres de bocados.

Tras expresar una mezcla entre enfado y decepción, la primera idea fue echar el pollo directamente a la basura. Tal barbaridad duró lo que un breve pensamiento. ¡Qué barbaridad! ¿Cómo íbamos a tirar un pollo, aunque estuviese mal asado? De eso nada. Para qué están los croquetas que todo lo aguantan.

A media tarde, armado de paciencia y valor, me dispuse a arreglar el desaguisado. Corté el pollo en pequeños trozos y los pasé por la sartén con un poco de aceite de oliva. Mientras se acabada de freír el pollo, preparé una bechamel con cebolla y nuez moscada. Incorporé el pollo a la bechamel y cuando la masa/salsa estuvo casi a punto, la pasé por el brazo de cocina para dejarla bien cremosa. La dejé reposar y al día siguiente elaboré 92 redondas croquetas que, previo paso por huevo y pan rallado, acabaron en el congelador.

Llevamos un par de domingos tomándolas a modo de aperitivo. ¡Cómo están de buenas! Y pensar que estuvimos a punto de privarnos de este pequeño placer. Una vez más, la máxima de "en esta casa no se tira nada", se hizo, afortunadamente, valer. 





01577 Al Capricho de los Vientos

 LA DE LAS MIL CARAS AMABLES


Libre, sin miedo a las alturas y sin más timón que el del capricho de los vientos. Ser como tu, la de las mil caras amables y presencia deseada. Crear, caer y vuelta a crear para crecer. Ser testigo para olvidar. Sin miedo a las alturas y de paso, dejar mis otros miedos donde nadie, ni yo mismo, si me arrepiento, pueda alcanzarlos. 


01576 Las Imágenes Divertidas

 E INESPERADAS


No sé si fue coincidencia, casualidad o un deseo por imitar a la naturaleza. Sea como fuere, me pareció una imagen curiosa, con sus matices y contrastes. La fragilidad de la imitación frente a la robustez de lo imitado. Efímero y perenne. Luminoso y oscuro. Un fondo de bucólico atardecer para una imagen divertida e inesperada. 

01575 Un Día al Año

 EN EL DESAYUNO DEL DÍA DE REYES


Me encantan las porras. Así lo dejé de manifiesto en la entrada número 01100 de este caleidoscopio vital. Su ingesta la llevo a cabo una vez al año, en el desayuno familiar del día 6 de enero, justo antes de conocer los regalos que nos han traído los Reyes Magos.

Ya me gustaría deleitarme con ellas más a menudo, pero mi estómago, a estas alturas de la vida, se ha vuelto un tanto exigente con mi dieta. Sé que comerlas, con su consabido chocolate a la taza, me harán pasar una incómoda mañana, pero bueno, todo sea por mantener nuestras pequeñas tradiciones. Además, de momento, las molestias estomacales todavía no son alarmantes. Unos buenos tragos de agua bien fría ayudan a aliviar la situación. 

Digo que es una de nuestras pequeñas tradiciones. Siendo las niñas bien pequeñas, instauramos este desayuno de porras con chocolate en la mañana del despertar más alegre y fantástico del año. Desde aquellos entonces hasta la actualidad, se observan dos cambios. A saber. Al principio desayunábamos después de abrir los regalos. Era tal la impaciencia de las niñas por averiguar qué había en los paquetes que los Reyes Magos de Oriente habían depositado a los pies de nuestro adornado árbol, que decidimos dar prioridad a la apertura de regalos y después desayunar. Ahora, desayunamos y después nos reunimos en torno a los paquetes, que siguen dejando los reyes en torno al árbol. 

La otra novedad es casi una pugna. Hace unos años descubrimos el afamado panettone italiano y nos sorprendió muy gratamente. Tanto, que son varios los que llegamos a consumir durante las fechas navideñas. Por supuesto, también contamos con él para el desayuno del 6 de enero, que incluso estuvo a punto de desbancar a las porras, si no llega a ser porque me puse cabezón y reivindiqué nuestra pequeña tradición. Desde que comparten desayuno panettone y porras, todos los años sucede lo mismo. Al principio, todos los reunidos se inclinan por el dulce italiano, salvo yo, que voy directamente a las porras. De repente, alguien pregunta: "¿quien quiere media porra conmigo"? Y me siento observado, como si yo fuera el guardián de tan preciado y dorado manjar. Nada que objetar. Me siento feliz. Es muy difícil no caer en la tentación. Además, es nuestra pequeña tradición, un día al año, en el despertar del día más generoso del año.



01574 Un Suspiro al Aire

 Y VUELTA A EMPEZAR


No me canso de observar y admirar la cercanía que conviene no olvidar. Placidez de contrastes constatados e incontestables. La mirada saca cada día sus recursos para que las jornadas sean siempre distintas. Un suspiro al aire y vuelta a empezar.


01573 La Fideuá de Carne

 PLATO DE REUNIÓN FAMILIAR


Me encantan, a la par que me emocionan, los encuentros familiares. Y cuanta más cuadrilla nos juntemos, mejor que mejor. Estar con mi gente me resulta una manera de sentirme protegido. De aquí, que aproveche la más mínima ocasión para organizar algún improvisado encuentro, más allá de las tradicionales celebraciones.

Cuando esto sucede, y dado el abanico de edades de los comensales que nos reunimos, es necesario, a la hora de sentarnos en torno a la mesa, pensar en platos que satisfagan a todos los gustos y cuyo coste no sea excesiva. Al fin y al cabo, como siempre acabamos diciendo en estos casos, la cuestión es estar juntos. Existen muchas alternativas al respecto, pero hay una que últimamente se repite con frecuencia: la fideuá de carne. Se trata de un plato contundente, sabroso, fácil de elaborar y bien recibido por todos. Vamos, como digo, un plato de los que festejar en familia o con buenos amigos.

Ingredientes para 10/12 personas: 1 kilo de fideos para fideuá, 1 kilo de pollo troceado, 500 gramos de costilla de cerdo, 500 gramos de salchichas frescas, 2 cebollas, 3 dientes de ajo, 1 pimiento rojo, 1 pimiento verde, 2 tomates maduros, 1 litro y medio de caldo de pollo, 100 ml de aceite de oliva virgen extra y sal. 

Elaboración: Cortar en pequeños trozos el tomate, la cebolla, los ajos y los pimientos. Calentar en una paella con 100 ml de aceite y hacer un sofrito con los ingredientes mencionados anteriormente. Remover de vez en cuando. Incorporar el pollo cortado y las salchichas frescas con la costilla troceada. Sazonar. Cocinar a fuego medio hasta que se dore toda la carne. Añadir los fideos, dejar dorar y remover continuamente. Subir el fuego e incorporar el caldo. Dejar cocer hasta que hierve y bajar el fuego a la mitad. Seguir cocinando hasta que los fideos estén listos. Apagar el fuego y dejar reposar durante unos cinco minutos cubierto con un paño de cocina. Servir. 


01572 Aquel Muñeco de Nieve

 CADA DÍA ES EL MEJOR DEL AÑO


Cerler, Benasque, marzo de 2008. Habíamos ido a pasar un fin de semana con mi hermana María Engracia al apartamento que tenía en Cerler. Me entusiasmaban aquellos esporádicos encuentros con ella, en su compañía, y en tan espectacular y entrañable enclave del Pirineo aragonés. Los paseos, las fiestas gastronómicas a las que nos sometía, los divertidos juegos con los que entreteníamos a las niñas... Añoro aquellos días de plácida felicidad.

En esa ocasión, ante el anuncio de nuestro viaje a Cerler, entre las prioridades de mis hijas se encontraba la posibilidad de confeccionar un gran muñeco de nieve. Al día siguiente de nuestra llegada, nos dirigimos a la pistas de la estación invernal con el objeto de disfrutar de un hermoso y soleado día en la nieve. Nos encontramos con un buen número de esquiadores apurando la temporada de esquí que anunciaba su fin.

Las pistas todavía presentaban un buen aspecto para la práctica del deporte blanco. No era sobresaliente, pero sí aceptable. Fuera de ese espacio, la nieve ni estaba ni se la esperaba ya. Cuando comuniqué a las niñas que igual no podíamos hacer el tan ansiado muñeco de nieve, las caras de decepción no tardaron en asomar a sus caritas. Les costaba entender que, habiendo nieve, tal y como veían, no se pudiera confeccionar un muñeco. Intenté explicarles que en las pistas no se podía estar, que había mucha gente y que era peligroso. Miré a mi alrededor y solo pude observar tierra húmeda y serpenteantes y minúsculos hilos de agua. Nada de nieve. 

Tras pasear por la nieve durante unos minutos, volvimos al coche para regresar al pueblo con dos hijas decepcionadas y un padre entristecido por su decepción. No llevaríamos ni cien metros recorridos con el coche, cuando a mi izquierda, en una pequeña explanada atravesada por un pequeño riachuelo, avisté un rayo de esperanza en forma de pequeños montículos de nieve. Estacioné el coche, nos bajamos y nos dirigimos hacia el primero de los pequeños montones de nieve. Las niñas dejaron asomar sonrisas en sus caras y alegría en sus ademanes. Al acercarme al primero de los montículos, sin ser muy entendido en la materia, confirmé mis sospechas. Más que nieve era hielo. No dije nada. Solo les pedí a las niñas que fueran haciendo acopio de la "nieve" que encontraran y que la dispusieran como si fuese una montaña. Y así fue como, con las manos como cubitos de hielo, a pesar de llevar puestos los guantes, con mucha paciencia, imaginación y, como no, con mucha ilusión, confeccionamos nuestro muñeco de hielo. Loreto aportó su bufanda y Jara su gorra. Del bolsillo saqué dos relucientes monedas de 5 céntimos de euro para simular sus ojos. Unas secas hierbas harían las veces de pelo y nariz. Y finalmente, una piedra sería dispuesta a modo de boca.

Acabado el níveo muñeco, las niñas se mostraron satisfechas y emocionadas con el trabajo realizado. No se trataba de un gran muñeco de nieve. Más bien, todo lo contrario. Lo importante es que el objetivo se había alcanzado. Ellas, encantadas con su trabajo. Y yo, feliz de no haberlas decepcionado en aquel maravilloso día. Solo un padre, una madre, sabe de lo que estoy hablando. 

Unos años más tardes, en las Navidades de 2014, me acordé de aquel muñeco de nieve y todo lo que en ese momento significó para mí. Acudí al archivo fotográfico donde la guardaba y recuperé su imagen para felicitar el Año Nuevo, con la siguiente leyenda: "Recuerda: cada día es el mejor del año. Cada día comienza en nosotros un año nuevo. Feliz 2015".

01571 Todo Cabe en un Día

 SIN DESPISTES


Vive, siente, disfruta. Abre bien los ojos ante la felicidad de tu tiempo desapercibido. Un paciente guiso, como si no hubiera tiempo que sumar. Una caricia desmedida, como si no quedaran cuerpos que acariciar. Una sonrisa para ti ante el espejo. Otra para él, para ella, para todos nosotros, para los que andamos escasos. Una copa en compañía, nunca en soledad. Un paseo en asfalto o por camino que marcar. Un libro por disfrutar, una canción para memorizar o un cuadro por acabar de pintar. 

Todo cabe en este día para que no sea uno más al que despistar.  

01570 Serenidad y Armonía

 ¿ALGÚN MENSAJE?


Acelgas, cardos y borrajas conviviendo en plena serenidad y armonía. Igual nos están queriendo enviar algún mensaje.