VIEJOS CONOCIDOS
En esta ocasión, la cocina del recuerdo no viene de la mano
de mi madre, sino de mi padre. A él también le encantaba la cocina. A pesar de
que yo contaba con tan solo nueve años cuando falleció, guardo en mi memoria un
buen puñado de felices momentos, incluso gastronómicos. Todavía puedo imaginarle cuando, entre
paciente y paciente, -la consulta estaba en el mismo domicilio familiar-, se “adueñaba”
de la cocina para sorprender con alguna de sus especialidades o poner en práctica
algún que otro cocinado leído o sugerido. Más de una de sus exquisiteces
culinarias ya han aparecido por este caleidoscopio vital, como no podía ser de
otra manera.
Recuerdo así ahora unos huevos poché que mi padre sacaba a
la mesa como si se tratasen de obras de arte, o por lo menos así lo quería ver
yo. Sería mi admiración por todo lo que hacía “mi querido hombretón”. No
alcanzo a recordar el proceso de elaboración, sólo su resultado final y los
pequeños recipientes de cristal en forma oval donde los cocinaba y servía,
laureados por una anchoa. A mí me encantaban, como todo lo que él hacía.
No sé qué fue de esos útiles de cristal, de forma oval y
partidos por la mitad, y que se cerraban herméticamente con una pieza de metal.
Mi madre, tras la pronta y repentina muerte de mi padre, los utilizó en contadas
ocasiones.
Mi relación con los huevos poché pasó a la historia, hasta que,
en un programa de un popular concurso televisivo de cocina, vi como los
concursantes debían enfrentarse a su “divertida” elaboración por el método del “remolino”.
Al ver los huevos poché, se me hicieron presentes las imágenes que acabo de
comentar. Fue a partir de entonces cuando me reencontré con estos deliciosos y
versátiles “viejos conocidos”.
Hay varias formas de hacer huevos poché, también conocidos
como huevos escalfados o huevos flor. A mí, particularmente, por divertidas y
por su aparente resultado final, me gusta utilizar la técnica tradicional y la
del papel film.
La técnica del papel film es muy práctica pues nos permite
hacer varios huevos poché a la vez. Para ello, se recorta un trozo de papel
film y se pone sobre un vaso. Se pincela con un poco de aceite y se casca un
huevo sobre él. Se sala al gusto. Se cierra el papel film haciendo un nudo.
Se pone a hervir abundante agua en una olla y cuando
comience a hervir se van depositando los paquetes de huevo y se dejan cocinar
durante tres minutos. Transcurrido este tiempo, se sacan y se dejan en un recipiente
de agua fría para que se corte la cocción. Solo restará, antes de servir,
liberar los huevos poché del papel film.
Los huevos poché que ilustran este texto están acompañados
con unos tostones de pan frito, un chorrito de aceite trufado y sal. Una combinación deliciosa.
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