Si fue la sansevieria y no otra, me imagino que sería porque es una de las plantas de interior más resistentes que hay. Lo aguanta y soporta todo, es una gran superviviente. Le da lo mismo el ambiente seco y caliente de las habitaciones, la escasa luz, el olvido del riego y el olvido en general. Siempre está allí con mayor o menor fortuna.
Llegué a tener un buen ejemplar cuyos "hijos" fui transplantando a otras macetas o regalando a quien me lo pedía. Con el tiempo conseguí una gran familia de sansevierias de decorativas y sobresalientes hojas.
Hace unos días me topé en mi caminar con una jardinera de hermosos y saludables ejemplares. Su visión me trasladó al salón de aquellos años en los que nos hicimos compañía y en los que su sola presencia relajaba la estancia con su alentador color y la caprichosa forma de sus hojas.
Intento ahora recordar qué fue de ellas cuando dejé el piso para emprender una nueva vida. No sé si se quedaron allí o les busqué otro cobijo. No recuerdo. No sé qué me da que van a volver a casa.
Por cierto, debido a sus hojas duras y punzantes, la sansevieria es conocida popularmente como "espada de San Jorge", "planta de la serpiente", "cola de lagarto" y "lengua de suegra".
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