domingo, 18 de noviembre de 2018

00864 El Perejil

SIEMPRE A MANO



Si hay una planta que está en "todas las salsas", esta es la de perejil. Venga o no venga a cuento, allí que está el popular y aromático perejil. Y si no, para ornamentar o dar color al plato (el señor Arguiñano así nos lo viene inculcando desde hace muchos, muchos años).  Sea como fuere, el perejil no se pierde una.

Es de esas plantas que siempre tenemos en el frigorífico para un por un "por si acaso", e incluso en alguna maceta en la terraza, gracias a su fácil y agradecido cultivo. No obstante, lo más fácil, así me lo dice la experiencia, es que la primera acabe en la basura seca y olvidada; y la segunda, muera de sed y también de olvido.

Tengo que reconocer que, aún gustándome, no acostumbro a acordarme de él, salvo cuando hago una salsa verde, imprescindible, o en algún cocinado cuya receta aprendí con el perejil como ingrediente. Otra cosa es su aroma, su especial olor a fresco y a naturaleza. Me encanta el aroma que desprende el perejil recién cortado, tan reconocible, penetrante e intenso. La memoria, que está al quite de todo, me trae ahora recuerdos de mi infancia cuando iba con mi madre a la pescadería. Era como una rutina. En la antesala de la despedida siempre pedía un ramillete de perejil que el pescatero envolvía en un recio papel, a modo de cucurucho,  y que al llegar a casa era depositado en el frigorífico,  en el departamento habilitado para las hueveras.

Acabo de navegar por la red para buscar cosas curiosas sobre el perejil y estas son algunas de las que he encontrado. Los griegos adornaban sus cabezas cuando participaban en banquetes, porque creían que su olor daba una nota de alegría y estimulaba el apetito. En cambio, los romanos lo utilizaban para decorar las tumbas de sus parientes y los etruscos lo consideraban como una planta mágica, útil en los ritos propiciatorios destinados a aplacar la justicia divina.

He leído también que en el siglo I d.C. Discóride atribuyó propiedades analgésicas a la lista de virtudes medicinales del perejil, ya que aparte de que estimulaba la diuresis y causaba la aparición de la menstruación, también aliviaba los dolores. El jugo se tomaba para detener el sangrado de la nariz, el tallo se usaba para los filtros de amor, las raíces eran elementos básicos de los ungüentos y la de cocción se tomaba como un afrodisíaco.

En cuanto a sus propiedades, es muy rico en vitaminas C, A, K, ácido fólico, así como en potasio, hierro y calcio. Estimula la diuresis, purifica el cuerpo y, entre otras bondades, reduce la producción de gases intestinales.




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