Decir que me gusta el pollo no es novedad en este blog. Son varias las entradas que esta ave ya ha protagonizado y no será la última. Hoy me apetecía darle un giro al sabor y salir de mis acostumbrados pollo a la cerveza, a lo chilindrón, a la mostaza, empanado... Así que he navegado por internet en busca de alguna elaboración que me entrara por los ojos, rápida, sencilla y cuyos ingredientes tuviera a mano. No he tardado mucho en dar con una receta que tuviera las características mencionadas y eso que recetas de pollo hay para aburrir. Entre las seleccionadas, finalmente me he decantado por el "Pollo Frito Japonés". Vaya por delante que, si bien mis papilas gustativas esperaban más del preparado, -una vez más la experiencia me dice que no es aconsejable tener expectativas ni siquiera en la cocina-, su resultado final es curioso, original y de sabor poco acostumbrado.
Ingredientes: 4 cuartos traseros de pollo deshuesados y aceite de girasol para freír. Para marinar el pollo: 60 ml de salsa de soja, 60 ml de vino mirin (vino de cocina japonés) o vino blanco, una cucharadita de ajo en polvo y una cucharadita de jengibre en polvo o fresco ralladoo. Para el rebozado: una taza de Maizena, sal y pimienta al gusto.
Elaboración: Cortamos los muslos deshuesados como para comer de bocado y reservamos. Preparamos la marinada mezclando la salsa de soja, el vino, el ajo y el jengibre. Sumergimos en la marinada los trozos de pollo, tapamos con papel film y dejamos marinar unas seis horas. Mezclamos la Maizena con la sal y la pimienta para rebozar. Escurrimos el pollo de la marinada y lo vamos pasando por el rebozado. Una vez caliente el aceite de girasol a fuego medio, freímos los trozos de pollo en pequeñas cantidades. Servimos caliente.
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