jueves, 15 de mayo de 2025

01669 Los Buñuelos de Cuaresma

 DE GRATO SABOR Y DOMÉSTICOS RECUERDOS


Puedo contar con los dedos de las manos, las veces que tomo postre en las comidas al cabo del año. Acostumbran a ser en días señalados y en mor de la tradición y costumbre familiar. Es el caso de la comida de Viernes Santo, donde no pueden faltar las sabrosas y humildes torrijas de pan. Este año, además de las populares torrijas, hemos querido recordar en este día a nuestras madres y abuelas con un dulce, también humilde, de grato sabor y domésticos recuerdos; los populares buñuelos de Cuaresma.

He tenido curiosidad por conocer el origen de este simpático y orondo dulce, pero me he quedado con las ganas, pues no están muy claros sus inicios. Los historiadores no han dado con el origen de los buñuelos, si bien, existen varias leyendas al respecto. Resumo algunas de las teorías que he podido leer.

La más reconocida apunta a que el buñuelo es original de los moriscos, musulmanes convertidos al cristianismo en el siglo XV. Hay quien considera que, durante la Inquisición, los judíos que habían sido forzados a convertirse al cristianismo elaboraban buñuelos en secreto como recordatorio de sus raíces culturales. También hay quien esgrime que en España era un postre popular en la Edad Media y que se elaboraba tanto en las cocinas de los monasterios como en las casas.

Pensaba que en el recetario que fui escribiendo con las recetas de mi madre, pocas quedan ya por compartir en este caleidoscopio vital, podría encontrarse la de los buñuelos de Cuaresma. Pero no, por lo que sea no llegué a recogerla. Y eso que la veo, como si fuese ayer, frente a la pequeña y blanca freidora doméstica, elaborando buñuelos para un regimiento, pues algo así parecía su casa, cuando en Semana Santa nos daba por juntarnos a todos. Así que he tenido que acudir a mis libros de repostería para sacar la receta. Aunque los ingredientes básicos para hacer buñuelos son la harina de trigo, leche, azúcar, huevo y levadura, en la actualidad hay multitud de variedades a la hora de prepararlos. Finalmente, como no podía ser de otra manera, opté por aquella receta que más se parecía a la que recordaba de mi madre, si no era la misma. La más sencilla. Y sí, me recordaron mucho a los que ella elaboraba. Para el próximo año, estoy convencido que volverán a la mesa junto a las torrijas. Ya lo creo.

Ingredientes: 170 gramos de harina de trigo, 4 huevos, ¼ de litro de leche, 3 gramos de levadura, 50 gramos de mantequilla, una pizca de sal, ralladura de limón, azúcar y aceite de oliva virgen extra.

Elaboración: Verter en un cazo la leche, la mantequilla, la ralladura de limón y una pizca de sal, y llevar a ebullición. Retirar la ralladura de limón y añadir la harina mezclada con la levadura. Remover hasta conseguir una masa espesa. Retirar el cazo del fuego y dejar reposar por espacio de 5 minutos. Añadir los huevos de uno en uno, removiendo la masa continuamente. Cuando la masa la observemos homogénea, dejarla reposar durante una media hora. Calentar abundante aceite en una sartén. Formar bolas con la masa y freír. Según están fritos los buñuelos, depositar sobre una bandeja con papel absorbente de cocina. Todavía calientes, rebozar en azúcar y listos para servir.

 

 






No hay comentarios:

Publicar un comentario