DE GRATO SABOR Y DOMÉSTICOS RECUERDOS
Puedo contar con los dedos de las manos, las veces que tomo
postre en las comidas al cabo del año. Acostumbran a ser en días señalados y en
mor de la tradición y costumbre familiar. Es el caso de la comida de Viernes
Santo, donde no pueden faltar las sabrosas y humildes torrijas de pan. Este
año, además de las populares torrijas, hemos querido recordar en este día a
nuestras madres y abuelas con un dulce, también humilde, de grato sabor y
domésticos recuerdos; los populares buñuelos de Cuaresma.
He tenido curiosidad por conocer el origen de este simpático
y orondo dulce, pero me he quedado con las ganas, pues no están muy claros sus
inicios. Los historiadores no han dado con el origen de los buñuelos, si bien,
existen varias leyendas al respecto. Resumo algunas de las teorías que he
podido leer.
La más reconocida apunta a que el buñuelo es original de los
moriscos, musulmanes convertidos al cristianismo en el siglo XV. Hay quien
considera que, durante la Inquisición, los judíos que habían sido forzados a
convertirse al cristianismo elaboraban buñuelos en secreto como recordatorio de
sus raíces culturales. También hay quien esgrime que en España era un postre
popular en la Edad Media y que se elaboraba tanto en las cocinas de los
monasterios como en las casas.
Ingredientes: 170 gramos de harina de trigo, 4 huevos, ¼ de
litro de leche, 3 gramos de levadura, 50 gramos de mantequilla, una pizca de
sal, ralladura de limón, azúcar y aceite de oliva virgen extra.
Elaboración: Verter en un cazo la leche, la mantequilla, la
ralladura de limón y una pizca de sal, y llevar a ebullición. Retirar la
ralladura de limón y añadir la harina mezclada con la levadura. Remover hasta
conseguir una masa espesa. Retirar el cazo del fuego y dejar reposar por
espacio de 5 minutos. Añadir los huevos de uno en uno, removiendo la masa
continuamente. Cuando la masa la observemos homogénea, dejarla reposar durante
una media hora. Calentar abundante aceite en una sartén. Formar bolas con la masa
y freír. Según están fritos los buñuelos, depositar sobre una bandeja con papel
absorbente de cocina. Todavía calientes, rebozar en azúcar y listos para
servir.
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