jueves, 15 de mayo de 2025

01672 El Bienmesabe

 YA LO CREO QUE SABE BIEN


Contra todo pronóstico, la primera vez que probé el bienmesabe fue en Madrid, en un bar de la Alameda de Osuna. Aunque han pasado un buen número de años, igual cuarenta, me acuerdo perfectamente de aquel día. Mi madre y yo fuimos a pasar un largo fin de semana a casa de mi hermano Pepe. Uno de los días que a mi hermano se lo permitió el trabajo, nos llevó a tomar un aperitivo. Quería que degustáramos una de las especialidades de un bar próximo a su domicilio: el bienmesabe, algo delicioso, según nos vendió mi hermano. Por aquel entonces, jamás había escuchado tal vocablo ni sabía de qué se trataba. Apostados a la barra del bar, cuyo nombre del establecimiento no alcanzo a recordar, degusté por primera vez este manjar. Me fascinó tanto que, en sucesivos viajes a lo largo de los siguientes años, rara era la ocasión que no íbamos a despacharnos con una, cuando no eran dos, generosa ración de bienmesabe.

Mis viajes a la capital de España se fueron distanciando y la fritura cayó en el olvido, hasta que me reencontré con ella en mis primeras vacaciones veraniegas en familia en Huelva. Retomé el característico sabor de este adobo y ya no me he vuelto a separar de él. Los años que veraneamos en tierras onubenses, el último día antes de regresar a casa, nos damos una vuelta por el mercado de El Carmen para hacer provisión de alimentos de esa tierra y en cuyo listado siempre figuran varias bolsas de hierbas para preparar el adobo.

El bienmesabe es una deliciosa receta de cazón en adobo. El cazón es un pescado que pertenece a la familia de los tiburones, terso, bastante magro y seco, ideal para preparar en adobo, rebozado y frito. Esta receta es típica de Cádiz, donde popularmente se le denomina “el adobo”, sin más apellido. aunque ya está muy extendida por el resto de la península. Como ya he comentado con anterioridad, me resulta un aperitivo excepcional, un rizo en materia de fritura. En este caso, el vinagre que se utiliza en el adobo provoca que las fibras del pescado se rompan y nos encontramos con un pescado tierno y sabroso.

Donde vivo no es habitual encontrar cazón, así que, cuando nos entra el gusanillo, lo sustituimos por el mero. Económicamente sale algo más caro, pero tampoco abusamos de ello. Solo en días muy, muy señalados. Y como siempre decimos, siempre nos quedará nuestro querido sur para desquitarnos.

Ingredientes para 4 personas: 800 gramos de cazón, 2 dientes de ajo, 1 cucharada de orégano seco, 1 cucharada de comino en grano, 10 gramos de pimentón dulce, 2 hojas de laurel, 100 ml de vinagre de Jerez, 15 gramos de sal, harina especial para rebozados y aceite de oliva.

Elaboración: Limpiar y cortar el cazón en dados, como para un bocado. Sazonar y reservar. Preparar el adobo. Para ello, pelar 2 dientes de ajo e introducir en un mortero con 1 cucharada de orégano, 1 cucharada de comino y 10 gramos de pimentón dulce. Majar. Añadir al majado 100 ml de vinagre de Jerez y mezclar. Echar la majada en un bol y añadir el cazón a dados junto con 2 hojas de laurel. Tapar y dejar macerar en el frigorífico durante 8 horas como mínimo. Echar el cazón en un colador para que escurra el líquido del adobo. Pasar los dados de cazón y rebozar en harina. Calentar aceite de oliva en una sartén y freír el cazón, evitando no freír muchas piezas a la vez. Dorar cada dado por todas sus caras y sacar de la sartén a un recipiente con papel de cocina absorbente. Servir.


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