lunes, 13 de junio de 2022

01002 Añorados Bodegones

 BENDITO HUERTO


Este año tendré que conformarme con mirar fotografías y vivir del recuerdo. Sí, en contra de muchas opiniones, soy de los convencidos de que también se puede vivir de los recuerdos, de los buenos recuerdos. Ya lo creo que sí. Ah! que todavía no lo he dicho. Este año no tengo huerto. La llegada a mi vida de Humphry, a la sazón, el nuevo miembro de la familia de cuatro patas y ladra, me lo ha impedido.

En mayo, cuando tanto mi cuerpo como mi mente y la propia tierra pedían semillas y plantas, Humphry solo quería jugar, revolcarse en la tierra y correr de aquí para allá como si no hubiese un mañana. Intenté encontrar soluciones pero todas resultaron fallidas. Lo até y ladraba sin parar como si se lo llevaran los diablos. Lo solté y bebía donde no tenía que beber, pasaba por donde no debía pasar o desaparecía de mi vista cada dos por tres. Un auténtico estrés. Así que decidí abandonar la idea de poner huerto este año. Y ya que lo siento. No entraré en más detalles.

Para aliviar mi desazón he recurrido a las imágenes que he ido tomando en los últimos años en el huerto que tan grandes momentos me ha deparado en todos los sentidos. Hay de todo. Desde el huerto lleno de hierbas hasta limpio como una patena, después de grandes palizas de laboreo al sol. Desde diminutas plantas apenas asidas a la tierra, a grandes y frondosas matas de cuanto la tierra puede regalar en el estío. Fotografías al atardecer tras regar el huerto y sus reflejos sobre el agua. Las primeras flores, los primeros y últimos frutos. Aperos, Willy, el espantapájaros, la higuera, el níspero, los lirios, los rosales, la parra, el carretillo lleno de malas hierbas. Vistas del huerto desde distintos perspectivas, abejas, hormigas, caracoles, mariquitas..... y hermosos bodegones realizados con la bendita recolecta diaria del huerto. Dicho así, suena a cotidiano y vulgar. Pero no, detrás de cada fotografía leo en mi memoria momentos felices y placenteros de mañanas y tardes al sol. De esa placidez y felicidad siempre tan necesitada. Anécdotas, dejémoslo así, de mi ignorancia hortícola. Me llegan aromas salidos de los verdores en formación y de las fantásticas, dulces y  hermosas peonias que pasan sus días en un rincón.

Miro ahora los bodegones realizados en los últimos años con los frutos que del huerto cogía cada día y me acuerdo de un amigo pintor de delicado pincel. Como maestro de la pintura que lo considero, en una ocasión me regaló una enseñanza, un punto de vista. "Para mí, me indicó, en la pintura, el resultado final no es lo más importante, lo más satisfactorio. Lo satisfactorio y lo más importante se encuentra en el proceso de creación. Allí está el goce y disfrute de la pintura". Y sí, tengo que darle la razón. Observo mis fotografiados bodegones y aún siendo el resultado generoso y satisfactorio, no seré ingenuo, no lo es más que mis ahora recordados días de huerta, sol y necesitada paz conmigo mismo.






No hay comentarios:

Publicar un comentario