viernes, 27 de julio de 2018

00754 El Ternasco Asado de Aragón

CON PATATAS, POR SUPUESTO


Que no sorprenda si digo que no lo he elaborado nunca y si alguna vez lo he cocinado, no me acuerdo. La explicación es muy sencilla. Es de los asados susceptibles de "concurso"; "como el que yo hago, ninguno". A lo largo de mi vida he conocido a mucho "concursante" y como a mí no me gusta competir, pues he ido dejando hacer.

Los asados en general y el de ternasco en particular, mi caleidoscopio vital los asocia a días de fiesta, encuentro, reunión y celebración. En memorable día es raro que no esté el ternasco dando sabor al evento. Y hablando de sabores, es curioso comprobar cómo el del asado adquiere su personalidad en función de la mano hacedora. Cada cual tiene su truquillo: que si una majada de ajos en medio de la cocción, que si un chorrito de vinagre, que si una bandeja de agua debajo de la del asado... Finalmente, todos están se vicio, solo hay que tener buen ojo y mejor tiento en el tiempo dedicado al asado, ni crudo, ni seco; en su justa medida.

He puesto a trabajar a mi memoria para que recuerde el mejor ternasco que he probado y me dice que escriba el que nos sirvieron en el Restaurante "El Cobertizo", en Plasencia del Monte, en la boda de una de mis queridas primas de Montesusín, Blanca. Y por supuesto, los asados de ternasco de mi suegra. Los borda, es una auténtica especialista. Son muchos domingos y fiestas de guardar en los que el ternasco ha salido a la mesa. Le tiene bien cogido el punto. Una delicia.

Con todo, con lo que me gusta y exquisito que me parece, tengo que confesar que mi estómago protesta cuando lo consumo. El paso de los años que no perdona. Me repite, pero aún siendo consciente, cómo decir que no a un bocado tan exquisito como el Ternasco de Aragón. Cruzo los dedos y a disfrutar.








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