FELIZ DE VERTE
No me olvido de lo que fuimos en ese mirar penetrante de olor a sal y tamizada brisa al caer la tarde. Tu, como siempre, tal y como te recuerdo en los días de lejanía. Yo, feliz de verte, a pesar de la pronta despedida.
Las escenas se repiten como las ilusiones de cada día. Pero siempre aprendemos algo en el contar ausente de nuestras vidas. Imágenes y semejanzas portentosamente diferentes, aunque tu y yo seamos los de siempre, ajenos a la cronología.
Tu siempre tan perfecto. Así me lo pareces. Un necesario contraste para mi confusa imperfección. Mi condición de eterno aprendiz me apega a ti en tu silencio de pescador de pasajeros.
No me olvido de lo que fuimos, cómo olvidar nuestros ansiados instantes de sales, brisas y mares.
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