MAR Y HUERTA
Algunas de las muchas singularidades que tiene la cocina son su capacidad para el asombro, la imaginación, la creatividad y el divertimento. Y no hablo de la alta cocina ni de la cocina de autor que eso es de otra liga. Me refiero a la doméstica, a la que cada día atraviesa el umbral de nuestro pequeño mundo de sartenes y "cacharros" hasta el comedor familiar. A ese cada día de entrega laboriosa a los fogones o al que despachamos con la máxima sencillez; simplicidad que no tiene por qué estar reñida con el atractivo y el sabor.
Al fin y a la postre, el resultado final de cualquier elaboración gastronómica es el sabor, que no es otra cosa que la combinación de alimentos y condimentos adecuadamente ejecutados. Es aquí donde entran en acción la imaginación, la creatividad y el divertimento de andar por casa.
La propuesta para hoy es una sencilla ensalada de cebolla, atún en aceite y mis queridas piparras. Los tres alimentos por separado son un deleite y formando equipo, una gozada de combinación: la dulzura de la cebolla, la textura del atún y la personalidad de la piparra, unidos por la sal y el aceite de oliva virgen. La única observación a tener en cuenta es que los alimento sean de calidad y que la cebolla dulce sea auténtica y dulce de verdad, al margen de lo que diga el letrero que anuncie su venta.
Una ensalada que no está ceñida a una estación concreta del año; cualquiera de las cuatro del año hace buenas migas con ella. Ideal para los días de campo y mantel.
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