No diré que sea un bocado exquisito y para recordar a través de los tiempos. Es simplemente una forma más de alegrar la cena sin excesivos desastres y sin la pena, penita, pena de despedir el día con una frugal tortilla francesa. En esta ocasión, es cuestión de trasladar una ensalada que ya ha pasado por este blog en algún momento de su andadura e incorporarla al huevo. Es decir, una ensalada compuesta por tomate, cebolla y aguacate. La ensalada original lleva además anchoa pero en esta ocasión la descartamos.
Se hace la tortilla con la forma de la sartén y cuando esté el huevo cuajado se rellena con los vegetales mencionados. Se le añade un poco de sal y aceite, se dobla la tortilla como si fuese una crepe y buen provecho. Si gustan las especias y yerbas, se pueden incorporar de forma cauta. Por ejemplo, orégano, pimienta, eneldo... Cuestión de gustos.
El resultado, cuando menos es curioso.
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