Bienvenido a este blog otro de mis pescados "premium". Todo lo que tiene de aspecto poco afortunado, así me lo parece, lo compensa con su sabor. Necesita pocos ingredientes a la hora de cocinarlo. Se basta por sí solo. Es así de personal y valiente. Su único pero, el precio. Por eso, es de mis pescados "homenaje".
En el mercado, tanto el rodaballo salvaje como el de cultivo son pescados caros. En la actualidad, su cría está muy desarrollada, siendo Galicia la comunidad autónoma pionera en su cultivo. Los rodaballos de cultivo, menos sabrosos que los salvajes, son fáciles de identificar porque tienen una tonalidad verde más oscura.
Se trata de un pescado blanco catalogado como semigraso. Su contenido graso oscila entre el 2 y el 5%. En su composición destaca la elevada presencia de vitamina B9, en mayor cantidad que en el resto de pescados, así como de vitaminas B12, B2 y B3. Las proteínas de buena calidad representan un 17% de su peso total. Tiene una alta cantidad de minerales; entre ellos, destacan, el yodo, magnesio, selenio, potasio, fósforo y sodio. Sus pocas calorías y fácil digestión lo convierten en un aliado perfecto para dietas de adelgazamiento y para las personas de digestiones difíciles.
Cuando tengo oportunidad lo cocino al horno sobre un lecho de patatas y cebollas, y sazonado con aceite y sal. Es más que suficiente.
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