LA SENCILLEZ HECHA BOCADO
Tantos años viviendo en Bilbao, tantos potes compartidos en sus calles y tantas visitas a sus emblemáticos lugares para enterarme hace escasos días, precisamente en mi última estancia, de la existencia de los grillos. Fue mi hermano Antonio el que me informó de su existencia en un bar de Deusto. Allí estaban sobre la acristalada barra luciendo su humildad entre sofisticadas elaboraciones.
Aunque en mis años de bocho los grillos me pasaran desapercibidos, se trata de una tapa bilbaína sencilla y minimalista de toda la vida. Por algún lugar he leído que es la tapa de la difícil sencillez hecha bocado. Patata cocida, lechuga, cebolla, sal, vinagre y un buen chorro de aceite de oliva. Un pincho que no exige paciencia, de los que se comen de una vez, en un bocado.
Los grillos que fotografié, además de lo anteriormente descrito, llevaban también una aceituna rellena. En el siguiente bar que visitamos, la sencilla tapa en lugar de aceituna portaba una rodaja de tomate. Me dijo la simpática camarera que era para que el grillo tuviera más color.
Este verano más de un grillo hará cri, cri, cri, cri para acompañar a la rubia cerveza.
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