DE VERANO
Recuerdo aquella tarde en la que me propuse aprender a pintar olas. A esa labor dediqué varias horas en un día de nubes y claros. Mientras mezclaba colores, a la espuma de la ola le confié mis deseos y temores. Si se los llevó o los dejó en la húmeda arena, no lo sé. El suave rumor y la salada brisa despistaron mi atención
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