EL PAÍS DONDE HABITAN LOS SUEÑOS
Quiso estar solo. A veces es necesario estar solo, sin perder la calma, mirando cara a cara a la vida e incluso a la nada. Saber manejar el silencio en las últimas luces del día o en las primeras del alba.
Atravesar el paisaje con la mirada, aspirar un sorbo de aire, de ese aire viajero e inquieto que nunca encuentra aposento. Escoger la emoción deseada sin miedo al conflicto entre la risa o la lágrima.
Esa noche perfecta quiso estar solo sin más compañía que un puñado de alas. Esperó un momento y se tapó con las manos la cara. Después, levantó la mirada hacia un cielo que parecía un abrazo y dibujó entre las nubes coloristas guirnaldas.
Respiró profundamente, aspiró de prestado el aroma del encantado paraje y esperó en la noche, en el país donde habitan los sueños, la respuesta esperada.
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