viernes, 6 de mayo de 2022

00980 La Menta

OTRO REGALO DE LA NATURALEZA


Frecuentemente percibo un olor y mi mente se traslada a mi infancia para traerme aires cargados de nostalgia. Son muchos los aromas que me transportan a otras edades y a lugares que en un principio parecían olvidados. Soy muy dado a relacionar olores y situaciones siempre gratas y amables y que me hacen sentir bien. El listado es amplio y generoso.

Un ejemplo, la menta que en esta ocasión traigo hasta este caleidoscopio vital. Su olor, además de regalarme frescura y una sensación de bienestar, me lleva a noches veraniegas de risas en familia, de cantos y fiestas. A días de lectura en un pequeño jardín cuando mis dedos, si no se entretenían en pasar las hojas del libro, acariciaban unas verdes plantas que derrochaban vida y paz extrema. A noches en la terraza donde el dulce y fresco olor a menta acompañaba a mis sueños bajo el estrellado cielo. Un estar en la inopia que su fragancia la hacía más placentera.

Resulta extraño en mí pasar por delante de una planta de menta y no impregnar mis manos con su aroma. Es superior a mis fuerzas. En ocasiones he intentado ignorarla, pero me resulta del todo imposible. Ejerce en mí como un imán. Sí o sí tengo que acariciar sus hojas, llevarme los dedos a la nariz y disfrutar de ese instante preciso de frescura y bienestar.

Y hablando de bienestar, desde antiguo esta planta se viene empleando con fines medicinales, sobre todos las referentes a enfermedades digestivas y respiratorias, ya que tiene propiedades antiinflamatorias, expectorantes, antisépticas, analgésicas, antibacterianas o antitusivas.

Esto me recuerda que ahora que comenzaré a dar vida al huerto, en el lugar reservado para ella, plantaré varias plantas de olorosa menta para que me acompañen en mis días de hacendoso estío.










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