miércoles, 9 de septiembre de 2020

00924 Las Gildas y Algo Más

LA CARRASCA DE AÍNSA


Ya he dejado constancia aquí de mi afición por las populares gildas. Las que hoy traigo hasta este caleidoscopio vital son una recreación que en su día me fascinó en una visita a la siempre interesante barra del bar "La Carrasca" de Aínsa. Nada más verlas me dije, "esto hay que probarlo". Y no me decepcionaron. Me hubiera comido todas las que se disponían en el recipiente de barro. Fui comedido y me apliqué la máxima de Baltasar Gracián, "lo bueno si breve, dos veces bueno". Inmortalicé en una imagen la atractiva bandeja de gildas (la primera fotografía que ilustra la entrada) para en algún otro momento hacerlas en casa (resto de imágenes) , saboreé hasta el último cachito de su contenido y disfruté del distendido y apacible momento vivido en la singular plaza Mayor de la atractiva villa sobrarbense.


No pasó mucho tiempo que,  ayudados del reciente recuerdo y de las imágenes captadas de aquella bandeja de gildas, nos dispusimos a imitarlas en casa para dar contenido a un aperitivo dominical. En su momento no pregunté a los autores de esta tapa por su elaboración, algo, que si me interesa, acostumbro hacer. Ese día el establecimiento estaba de bote en bote y los camareros no estaban para muchas preguntas. Así que cuando nos dispusimos en casa a imitarlas nos dejamos aconsejar por la intuición y las imágenes capturadas.

Comenzamos por insertar en un palillo largo una aceituna rellena de anchoa, una generosa loncha de cabeza de jabalí,  una piparra y otra aceituna rellena. Una vez preparadas las banderillas, picamos bien menuda una cebolla dulce, media docena de piparras y un pimiento verde tipo italiano, para a continuación introducir el resultado en un recipiente con abundante aceite de oliva virgen extra y unas gotas de vinagre. Solo restaba bañar las banderillas en esta vinagreta y servir.

Me volvió a parecer sorprendente la mezcla de sabores y el protagonismo dado a la cabeza de jabalí en una tapa. La que hicimos en casa me recordó bastante a la original degustada en "La Carrasca". Creo que no tiene mucho más secreto. Si acaso me faltó el bello encanto de un soleado día en la plaza Mayor de Aínsa.



No hay comentarios:

Publicar un comentario