miércoles, 7 de septiembre de 2022

01050 Los Picos de Pan

 BENDITO AZAR


Siempre he considerado que si hubiera que elaborar un listado de “por si acaso” o “de imprevistos” para despensas y alacenas de nuestros hogares, los protagonistas de esta entrada tendrían un lugar privilegiado. Cuántas veces no habrán formado parte de alguna inesperada improvisación gastronómica, matado el gusanillo o nos habrán evitado continuos viajes al frigorífico. Y es que los picos de pan, a mi entender, son unos grandes aliados, además de ser un delicioso, entretenido, crujiente e incansable capricho alimenticio. Mientras esto escribo, me han venido a la cabeza un buen número de imágenes de mi “otra vida”, la laboral, en la que participé en comidas, cenas y “saraos” varios, en los que antes de servir la comanda a los invitados convocados, se lanzaba el parlamento pertinente, pocas veces atractivo y gratificante. Y qué mejor manera para acompañar “la muermez”, que entretener a los asistentes con unos picos de pan con algo. Entre la copa de vino, los picos y el algo, la verdad es que la verbal “tortura” se hacía más llevadera.

Los picos de pan acompañan con destreza y saber hacer a un buen número de alimentos. A bote pronto, y de una larga lista, se me ocurren, embutidos, quesos, ahumados, carne de membrillo e incluso platos elaborados como la ensaladilla rusa o el gazpacho.

Por lo que he podido leer, el azar vuelve a repetir protagonismo en el origen de este humilde y pequeño alimento. Hay varias teorías, pero la más extendida hace referencia a la casualidad. Al parecer, a mediados del siglo pasado unos panaderos tuvieron más tiempo del debido el pan en el horno y comprobaron que las zonas externas quedaban más crujientes y sabrosas. De esta manera, comenzaron a elaborar pequeños palitos con la masa sobrante del pan, que dieron como resultado lo que conocemos como picos.

Se elaboran con harina de trigo, agua, levadura y sal, aunque también se acostumbra a añadir aceite de oliva virgen extra para dotarles de su característico sabor. La ausencia de humedad interior permite que se puedan conservar durante largos periodos de tiempo. Según los expertos, el crujido es una de las características más adictivas de este minúsculo pan.

A mí me parecen todo un delicioso acierto.




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