OTRA MIRADA A LAS CAMPANAS DE SAN LORENZO
domingo, 31 de julio de 2022
01017 Otra Perspectiva
01016 El Brownie
DE CHOCOLATE Y NUECES
sábado, 30 de julio de 2022
1015 La Tortilla Floja
CON PIMIENTOS VERDES
jueves, 28 de julio de 2022
1014 San Lorenzo de Almancil
EN BLANCO Y AZUL
Almancil es una población portuguesa que se encuentra en el
Concejo de Loulé, en el atractivo y ensoñado Algarve, a unos trece kilómetros
de la localidad de Faro. No es muy grande, su población apenas alcanza los
nueve mil habitantes, si bien recrea en sus calles y edificios algunos
interesantes detalles históricos que la hacen atractiva, en medio de un
ambiente muy pintoresco. Uno de los lugares más visitados y fotografiados es la
Iglesia de San Lorenzo de Almancil, también conocida como San Lorenzo de Matos,
construida en la primera mitad del siglo XVIII y considerada como uno de los
mayores tesoros artísticos del Algarve.
Alcanzamos Almancil a temprana hora de la mañana. El sol ya
se había adueñado de la pequeña localidad para llevar a los ojos del visitante
sus mejores estampas. Paseamos sus limpias y blancas calles hasta llegar a
nuestro deseado destino: la Iglesia de San Lorenzo. Se trata de un templo de
nave única con el presbiterio cubierto por una hermosa cúpula revestida de
azulejos figurativos, al igual que en las paredes de la nave y la bóveda.
Por aquella época, mi todavía intacta y necesitada fe me
llevaba a orar allí donde consideraba que podía ser escuchado. A mi San
Lorenzo, patrón de la Ciudad de Huesca, lo visitaba por aquellos días con
bastante frecuencia. Creo que hasta llegué a agobiarle con mis súplicas y
desalientos.
El silencio era sepulcral, solo alterado por los pasos de la
señora/guardesa que entró por tres veces para cerciorarse de que no hacía
fotografía alguna. La última vez que entró me dieron ganas de decirle que soy
hombre obediente y que acostumbro a respetar las normas de las casas ajenas.
Pero me callé, tampoco me gustan las broncas ni las escenas inconvenientes. Así
que seguí a lo mío, que no era otra cosa que rogar, hablar y admirar la calidad
y sentir de los azulejos diseñados por Policarpo de Oliveira Bernardes en 1730
y que constituyen el mejor ejemplo de baldosas de arte barroco en el Algarve.
Allí permanecí aproximadamente una hora. Al salir le dije a
la señora/guardesa que era de Huesca y la devoción que le profesamos a San
Lorenzo. Apenas conseguí sacarle una ligera sonrisa y menos que me dejara hacer
una sola fotografía a la capilla. Así que pasé de nuevo por taquilla para
hacerme con una colección de postales del templo. De aquí que las imágenes de interior
que ilustran este escrito sean fotografías tomadas a las postales.
Al margen de anécdotas, el caso es que recuerdo que salí del
templo dedicado a San Lorenzo, mandado construir por la propia población para
agradecer a su santo intermediario por la falta de agua y clasificado como “monumento
de interés público” el 2 de enero de 1946, con mucha paz, serenidad y alegre,
algo poco habitual en aquellos días.
Han pasado cuatro años desde aquella visita. Las cosas no
fueron como fervientemente deseaba. Hoy he decidido que ya era hora de abrir de
nuevo la puerta a la reconciliación ante la proximidad del 10 de agosto.
martes, 26 de julio de 2022
1013 El Pollo al Limón
AL ESTILO CHINO
En esta ocasión vuelvo a recurrir a la cocina china y a un libro, de cuando en la prehistoria de mi vida compraba todo libro de cocina que se ponía a mi alcance. Se trata del pollo al limón al estilo chino, uno de los platos típicos de los restaurantes chinos. Me encanta, y a ser posible que las piezas de pollo estén crujientes y bien, bien de sabor. Su elaboración no es nada complicada y el resultado, si gustan los sabores de la gastronomía oriental, es curioso. No es un plato de costumbre, pero de vez en cuando siempre es bien recibido.
Ingredientes: 6 pechugas de pollo, dos huevos, salsa de soja, 150 gramos de harina de maíz (Maizena), jengibre y aceite de oliva virgen extra.
Para la salsa: el zumo de un limón, media docena de rodajas de limón, la ralladura de un limón, Maizena, un vaso de caldo de pollo, un par de cucharadas de azúcar y sal.Elaboración: Ponemos en un bol la salsa de soja y el jengibre picado. Mezclamos bien y añadimos las pechugas de pollo para su maceración. Introducimos el bol con las pechugas en el frigorífico y lo dejamos una hora.
Mientras maceran las pechugas, nos disponemos a preparar la salsa. Así, mezclamos en un bol el vaso de caldo de pollo, el zumo de limón, el azúcar y la Maizena. Batimos y ponemos la mezcla en un cazo a fuego lento con las rodajas de limón. Removemos hasta que espese la salsa.
La gracia de este plato está, o así me lo parece a mí, en el rebozado del pollo. Para ello, batimos un huevo con un poco de Maizena y vamos rebozando las pechugas de pollo que previamente habremos cortado en trozos. Una vez rebozadas todas las piezas, las freímos en aceite bien caliente. Cuando tengamos todos los trozos fritos, los incorporamos a la salsa. Si lo que deseas es que el pollo esté crujiente, en lugar de echarlo a la salsa, cúbrelo con ella cuando el pollo esté emplatado y vayas a sacarlo a la mesa.
A la hora de servir, puedes añadir la ralladura de un limón e incluso las rodajas de limón empleadas para la salsa.
miércoles, 20 de julio de 2022
1012 De Nuevo el Hojaldre
PIMIENTOS VERDES, CEBOLLA Y MOZZARELLA
martes, 19 de julio de 2022
1011 ¡Qué Manera de Sudar!
Y NO ES POR EL CALOR
que en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto;
burla burlando van los tres delante".....
domingo, 17 de julio de 2022
1010 Las Trufas de Chocolate
Y A SER POSIBLE, LAS DE ARRESE
Traigo hasta este caleidoscopio vital otra de mis
debilidades: las trufas de chocolate. Vaya por delante que se trata de una
debilidad contenida. De hecho, según me indica la información de las
fotografías que acompañan este texto, las últimas que degusté datan de
diciembre de 2018. Una generosa caja que me regaló mi querida cuñada/hermana
Ana en una visita a Huesca desde Bilbao. Los deliciosos dulces, a pesar de mi
débil interés por mantenerlos en el frigorífico y así disfrutarlos durante unos
cuantos días, no alcanzaron la tercera jornada con nosotros. Superior a mis
fuerzas. Bueno, por no faltar a la
verdad, las Navidades pasadas comí una aproximación a este dulce. Sí, en la
caja roja que las acogía ponía trufas de chocolate, pero nada que ver con las auténticas
trufas, con la de verdad.
Y es que para hablar de trufas de chocolate del 10 tengo que
volver a recurrir, como ya he hecho con anterioridad con algún que otro dulce,
a la bilbaína Pastelería Arrese. Son las mejores que hasta ahora he podido
probar. Me resultan deliciosas, finas, nada pesadas y con unos sabores muy, muy
especiales: Baileys, Chocolate, Cointreau, Nata, y Nata y Chocolate, estas
últimas para mí, el no va más de las trufas. Es por eso que cuando mi querida Ana,
sabedora de mi debilidad por este dulce, me obsequia con una caja de trufas de
Arrese, lo celebro como niño con zapatos nuevos.
Hubo un tiempo, en la prehistoria de mis días, que me dio
por hacer trufas caseras con una receta que me facilitó mi hermana María
Engracia. Dejé de elaborarlas porque comenzaron a convertirse en una adicción
desmedida e incontrolable. Aunque no tenían nada que ver con las de Arrese, ni
de lejos, salían “resultonas”. Todavía conservo la receta de puño y letra de mi
hermana. Cualquier día de estos me vengo arriba y vuelvo a recrear la receta.
Dice así:
Ingredientes: 250 gramos de chocolate fondant, una generosa
cucharada de mantequilla, 200 ml de nata para montar y 200 gramos de fideos de
chocolate. Opcional, un chorrito de cognac o del licor que se desee.
Elaboración: Ponemos en un cazo el chocolate troceado y la
mantequilla, y derretimos a fuego medio. (Esta receta tiene ya sus años, así que
ahora podemos derretir el chocolate y la mantequilla en el microondas).
Montamos la nata que añadiremos al chocolate, una vez templado, y que mezclaremos
con movimientos envolventes. Este es el momento, si se quiere, de incorporar el
licor que nos guste. Dejamos enfriar la mezcla en el frigorífico durante un par
de horas. Hacemos bolas con la masa y las rebozamos con los fideos de
chocolate. Dejamos de nuevo en el frigorífico y listas para comer.
Recomendación: hacer bolas que se puedan meter en la boca de un solo bocado.
viernes, 15 de julio de 2022
01009 Las Gambillas
TORRENUEVA, GRANADA
miércoles, 13 de julio de 2022
01008 El Pisto de Verduras
UNA DELICIA DE VERANO
01007 No Es Gran Cosa
INSPIRADA CREACIÓN
martes, 12 de julio de 2022
01006 Las Tartaletas de Hojaldre
CON MEJILLONES Y TORTILLA DE PATATA
Hecho el preámbulo pertinente, vamos allá con este capricho de tartaletas de hojaldre rellenas de tortilla de patatas y mejillones. El antecedente de esta curiosa elaboración gastronómica se remonta a una receta que invitaba a probar unas aparentes tartaletas de hojaldre rellenas de tortilla de patata y que además se presentaban como un "original aperitivo". En su día las hicimos en casa y francamente nos sorprendieron tanto que volvimos a repetir en días venideros.
En una ocasión, alparceando recetas de cocina, una habitual costumbre que tengo para matar ratos, en un blog que ahora mismo no recuerdo, alguien proponía una tortilla de patatas con mejillones en escabeche. No tenía mala pinta la imagen con la que se ilustraba la receta. Y pensé, si me gustan las tartaletas como soporte de un cocinado, si me chifla la tortilla de patata, a ser posible con cebolla, y si me vuelvo loco por los mejillones, todos los ingredientes combinados tiene que ser la bomba. Así que me puse manos a la obra. Ya anticipo que el resultado me pareció espléndido.Pelé media docena de patatas y las corté en finas rodajas. Piqué media cebolla que posteriormente sumé a las patatas y sazoné. En una sartén con generoso aceite de oliva virgen freí patatas y cebolla hasta que comenzaron a coger color. Escurrí bien la fritura y dejé enfriar. Batí cuatro huevos que incorporé a las patatas y cebolla cuando observé que la fritura estaba ya fría y no cuajaría los huevos. Cociné al vapor medio kilo de mejillones que retiré del fuego en cuanto comenzaron los moluscos a abrir sus conchas. Una vez perdieron el calor, los incorporé a las patatas, cebolla y huevo batido. En una bandeja de moldes para horno fui forrando con masa de hojaldre, también puede hacerse con obleas para empanadillas, los moldes. Hecha esta operación, fui rellenando cada molde con la mezcla protagonista del cocinado. Ultimada esta operación, introduje la bandeja de moldes en el horno precalentado a 200 grados centígrados por espacio de unos 20 minutos aproximadamente, si bien durante el horneado fui pinchando el relleno de las tartaletas hasta que observé que estaba bien cuajado. Dejé enfriar las tartaletas fuera del horno, las desmonté de los moldes y serví.
Además de ser muy bien recibidas en la mesa, entraron en el estómago como un cañón, acompañadas de un delicioso vino blanco bien fresquito.
Y así se me pasó el día entre mis queridas tartaletas.
domingo, 10 de julio de 2022
01005 La Langosta
DELICADA Y SUBLIME
No creo que sobrepase la docena y media de veces las que he
comido langosta a lo largo de mis sesenta y cuatro años de vida. Y salvo en
alguna rara ocasión, mejor dicho, cuando el mercado las ha puesto a tiro de
cartera, la mayoría de oportunidades de sentarme frente a tan preciado marisco
ha sido en alguna boda o celebración a la que he sido invitado.
Así como con otros alimentos o platos que han ido pasando
por este caleidoscopio vital tengo muy presente “aquella primera vez”, con la
langosta no tengo ni la menor idea ni dónde, ni cuándo, ni cómo la saboreé en
primera instancia. Intuyo, solo intuyo, que sería en alguna boda y con algunos
años ya sobre mis piernas, porque en mi casa no estábamos para tales dispendios.
Cuando he comido langosta, al no ser un ingrediente
cotidiano, ni de lejos, de mi dieta, la he saboreado como si no hubiese un
mañana. Si habitualmente como despacio, con este preciado marisco puedo llegar
al límite de la desesperación. Dicen los que saben de este manjar, que es la
carne más exquisita de todo el océano, la más delicada y sublime, y la más
deseada en las mesas de todo el mundo. Y con esos honores me enfrento a ella
para mi disfrute.
A la hora de cocinarla nos decantamos por la forma más sencilla
y evitando incorporar elementos que pudieran disimular su natural y atractivo sabor.
Así que acudimos a los consejos traídos de uno de nuestros viajes a Galicia:
poner agua a hervir con un poco de sal e introducir la langosta, por espacio de
diez minutos, desde que el agua entre en ebullición. Sacar la langosta del agua
y dejarla en reposo sobre unos cubitos de hielo hasta que se enfríe.
Sacamos la langosta a la mesa desprovista de su caparazón,
con unas hojas de lechuga y aliñada simplemente con unas gotas de aceite y
vinagre. ¡Espectacular!
Ni me acordaba de cómo era su textura y sabor. Así que puse a
todos mis sentidos en formación, con el mandato de que estuviesen bien atentos
y receptivos porque no sabía cuántos años iban a pasar hasta que se vieran en
otra como esta. Y ya lo creo que me hicieron caso.
sábado, 9 de julio de 2022
1004 Fueron los Miedos
ROBADOS POR LA LUNA
miércoles, 6 de julio de 2022
01003 El Cerdo Agridulce
PLATO EMBLEMÁTICO CANTONÉS