lunes, 30 de julio de 2018

00757 Los Sentidos en la Cocina

TODOS NECESARIOS

La cocina es un buen recreo para los sentidos. Se divierten, disfrutan, juegan en equipo sabiendo que cada uno de ellos tiene un papel importante en el mientras tanto y resultado final de la acción culinaria.

A través de la vista accedemos a una buena fuente de información y estímulos: cantidades, disposición y presentación de los alimentos en el plato, formas, matices y colores del bodegón culinario sobre un plato. Será la vista, en un primer paso, quien nos acerque o aleje del deseo de comer.

La cocina evoca recuerdos y si hay un sentido experto en ello, este es el olfato. A través de él, rememoramos aromas que nos transportan a espacios y situaciones vividas en un pasado lejano que se hace presente con el simple hecho de oler. Es el gran archivador de los sentidos, el más ordenador, el que mejor memoria tiene.

La textura de los alimentos también forma parte del disfrute de la cocina. Pelar, cortar, sentir los alimentos entre manos y dedos en el acto previo a la elaboración; es el tacto el que entra en juego. Tacto que a su vez se erige en notario de temperaturas y cocción de los alimentos.

El oído es quizás al que menos atención se le presta en este juego de los sentidos en la cocina. Pero no hay que desdeñarlo. A través de él identificamos el laboreo en una de las piezas principales de la casa: El trajín de "cacharros", de los electrodomésticos ayudantes de cocina, el burbujeo de los guisos, el crujir de los alimentos al ser cortados, el ring del reloj que nos avisa del tiempo solicitado.

Y fnalmente, el gusto; el testador de la armonía en el resultado final. El juez que dicta el veredicto, que no es otro que cada uno de nosotros mismos en función de nuestras apetencias y gustos.


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