domingo, 22 de julio de 2018

00746 El Requesón

CON MIEL Y NUECES

No acostumbro a acordarme de la existencia de este lácteo, salvo cuando hago una tarta deliciosa que aprendí a elaborarla en Bilbao y que,  por cierto, no encuentro la receta,  o cuando lo veo, fresco, en algún supermercado.

Recetas con requesón hay muchísimas, como no podría ser de otra manera. Pero lo dicho, pienso poco en su existencia.  De cualquier manera, cuando lo como, me gusta que ejerza de  protagonista y que no sea un convidado de piedra en el plato. De aquí, que como más lo disfruto es solo con azúcar,  y si me vengo arriba, con miel y nueces. Una delicia.

Muchos lo consideran como un queso más, pero lo más correcto es clasificarlo dentro de los lácteos, ya que proviene del suero de leche cuajado. Dado que no conlleva maduración, como sucede con los quesos, el requesón contiene un alto porcentaje de agua y su aporte de grasas es muy bajo. La concentración de proteínas, todas de buena calidad por ser de origen animal, es tres veces mayor que en la leche. Además, su aporte de vitaminas y minerales es muy valioso para el organismo: calcio, potasio, fósforo, vitamina A y del complejo B.

A ver si su incorporación a este blog hace que esté más presente en mi dieta, porque gustarme, ya lo creo que me gusta.




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