miércoles, 6 de marzo de 2024

01285 El Pollo Empanado y Sus Buenas Compañías

 UNA FIESTA TOTAL


Aunque pueda parecer mentira, a tenor de cuanto voy escribiendo en este caleidoscopio vital, me alimentaría, única y exclusivamente, de pechugas empanadas. Me han gustado desde que tengo uso de razón, y ahora es que las adoro.

Digo que me alimentaría, no que me alimente sólo de este manjar. Por eso, cuando toca comer pechugas de pollo empanadas, es que disfruto de ese momento lo que no está escrito.

Podría parecer aburrido comer siempre lo mismo. No lo dudo, y máxime cuando como a mí, me gusta todo. Pero sería cuestión de presentarle al susodicho empanado unos compañeros adecuados. Que es, no obstante, lo que acostumbro hacer. Unos días puede ser con pimientos asados, otros, con un buen puré de patata o con alguna improvisada ensalada. También junto a un arroz blanco con alguna salsa, o con unos champiñones, o con unas simples y crujientes patatas fritas, por poner solo algunos ejemplos.

Y es que el pollo empanado tiene mucha facilidad para hacer amigos y llevarse a las mil maravillas a la hora de salir a la mesa. Y yo, tan feliz. Como un niño con zapatos nuevos, que se decía antes. En esta ocasión, al empanado pollo le he presentado unas pequeñas patatas asadas con aceite, sal y un poco de pimentón. ¡Madre mía, cómo estaban el uno en compañía de las otras! Una fiesta total.

Deben ser los estragos de la edad, que cada día apuesto más por la sencillez. No solo en materia gastronómica, sino también en todos los ámbitos de la vida, que bastante me la compliqué en otros tiempos.

No sé cuando tocará otra vez comer pechugas empanadas, pero espero ansioso que llegue el momento.  



No hay comentarios:

Publicar un comentario