miércoles, 28 de octubre de 2015

00157 Panzano

AGRADABLE EQUIVOCACIÓN

Que yo recuerde ni tengo amigos ni conozco a nadie cercano que haya nacido en  Panzano. Hasta hace poco era sólo un destino donde mi pequeña Jara iba de convivencia con el colegio a una casa que aquí tienen las Hermanas de la Caridad de Santa Ana y que lo ubicaba a los pies de la Sierra de Guara por una señal indicadora en la tantas veces transitada N-240, entre Huesca y Barbastro.

Hace pocas fechas, aprovechando unas mini vacaciones de Gloria, iniciamos el día con el propósito de ir a ver y fotografiar madroños en las proximidades de Las Almunias de Rodellar. Como tantas otras veces, antes de tomar el desvío hacia Alquézar, leímos el  mencionado cartel, Panzano/Aguas. Quién nos iba a decir, que sin querer, por un despiste, acabaríamos paseando por la pequeña localidad.

La mañana era preciosa. Agradable temperatura otoñal y cielo completamente azul. Ni una nube para sumar a mi colección. El paisaje estaba hermoso y pletórico. La conversación, animada. De repente, todo nos pareció nuevo y desconocido. La carretera, el entorno, la distancia... Me había equivocado. No presté la suficiente atención para tomar la buena dirección que nos debía conducir hasta los madroños.

En lugar de retroceder y colocarnos en la oportuna senda, decidimos seguir hacia adelante. No había prisa, los madroños ya los conocíamos y todo cuanto veíamos por delante nos pareció prometedor. A la vuelta de cada curva nos esperaba una leve voz de asombro, un rincón donde poder perderte, una sugerencia para otro día.

Sin querer y sin apenas darnos cuenta, llegamos a Panzano. Nadie en sus  pocas calles. Total silencio, y a él nos incorporamos sólo para molestar con el ligero "click" de la cámara.

Leo que tuvo ayuntamiento propio y que fue cabecera municipal de Bastarás y Santa Cilia hasta la década de los años 1970/1980, en que decidió su incorporación a Casbas de Huesca. La progresiva pérdida de habitantes, -más de 200 a principios del siglo XX,  a algo más de medio centenar en esa década-, determinó la citada decisión.

Unos pocos edificios,  en su mayoría de dos plantas con portalones adovelados y correspondiente escudo en la clave, nos van abriendo el paso para llegar hasta su rectangular plaza. Dedicamos unos buenos días de cortesía a alguien que trabaja en la penumbra de lo que entiendo es un garaje.

Ya en la plaza buscamos la casa de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana pero no observamos inscripción alguna que la identifique. Por las explicaciones que en su día nos dio Jara intuimos que es una que se ubica en una de sus esquinas. Tomo unas instantáneas con el Iphone para enviárselas por wasap  y así identificarla,  pero no hay cobertura.

Sólo nos queda ya por ver la iglesia de San Pedro, de origen románico y que fue modificada en el siglo XVII, momento en el que se rehace la portada occidental para añadirle porche, capillas laterales y sacristía. Está bien conservada gracias a su última restauración, según podemos leer en un gran cartelón.

Desandamos nuestros pasos para dirigirnos de nuevo al coche aparcado al lado de un pequeño jardín infantil a la entrada del pueblo y en frente de un gran local multiusos. En ese preciso instante vemos a una señora que porta una cesta. Cuando llega a nuestra altura buscamos en ella respuestas a preguntas que nos habíamos formulado en nuestro paseo por Panzano. Nos dice que ella vive en Huesca y que ha venido a visitar a "la abuela". Hace memoria para contar el número de personas que viven en la pequeña localidad: 10. Aunque en punto y seguido multiplica por siete u ocho los que acuden para el verano. "Es un pueblo majo, aunque muy triste en invierno", concluye. A lo que yo añado, "y muy cuidado".

Nos ha gustado este inesperado encuentro con Panzano. A partir de este día, ha dejado de ser una simple señal en la carrtera N-240, entre Barbastro y Huesca.























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