miércoles, 28 de octubre de 2015

00158 Aprender

SIEMPRE APRENDER

Ya he declarado con anterioridad que me gustan las tartas que hace mi pequeña Jara. Tiene buena mano con las harinas, los chocolates y el azúcar. De un tiempo a esta parte ha descubierto una nueva afición. Y a mí me gusta ver cómo se desenvuelve entre los cacharros.

Mientras me encontraba localizando nuevas fotografías para seguir avanzando en esta prueba personal de escribir y compartir los diez millares de cosas que me gustan, me he topado con cuatro fotografías de una tarta de queso y chocolate blanco que hizo hace poco. Justo en este instante ha venido Jara a verme para interesarse por mis quehaceres. Le ha llamado la atención que estuviera manipulando las fotografías de una tarta de la que no quedó muy satisfecha y preguntado sobre el destino de las imágenes. Le he respondido que iban a formar parte de mi blog y he visto cómo le cambiaba la cara. Pero papá, ha proseguido, ¿no tienes otras mejor que las de esa tarta?

Le he explicado que el objetivo no es la tarta en sí, que por otra parte y en contra de su aspecto, estaba buenísima, sino que quería que las cuatro imágenes me sirvieran para ilustrar una entrada más a mi blog y que iría encabezada por un "aprender". Porque estoy convencido, Jara, que la próxima vez que la elabores, recordarás los fallos cometidos. Y si aún así,  tampoco lo consigues, habrá una tercera, una cuarta, una quinta...oportunidad.  Nadie, absolutamente nadie, nace ya aprendido. La vida es un continuo aprendizaje y lo suficientemente generosa como  para que podamos ir corrigiendo nuestros errores. Curiosidad y aprendizaje, estas son las claves para sentirnos satisfechos con lo que hacemos. Aprender, siempre aprender para conseguir el objetivo de un trabajo bien hecho, para ilusionarnos con los grandes y pequeños proyectos, para avanzar en todo lo que nos propongamos. Aprendizaje y curiosidad, dos palabras mágicas que nos permitirán sacar el conejo de la chistera o convertir un vaso de agua en un vaso de confeti.

Creo que Jara se ha quedado más tranquila. Y que conste e insisto, la tarta estaba estupenda. Y no es amor de padre, que también.


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