sábado, 5 de diciembre de 2015

00190 Tener Alternativas

PLAN B

Día de setas. Me dicen que está siendo un  buen año hasta para los que no suelen coger. Allí me incluyo yo. No soy nada hábil. Diríamos que me las tienen que poner delante y señalizarlas para volver a casa con algún ejemplar. El día es hermoso y la cesta grande.

Quien me acompaña me confiesa que la semana anterior, en este lugar, los hongos salían a su paso. El terreno parece propicio. No tengo ni idea pero me parece el territorio adecuado. Por aquí, por allá, en ese pinar, bajo los helechos, en ese campo tras el bosque, sigue la línea... Ni una. Ni buena ni mala. Cero. La búsqueda infructuosa me empieza a cansar. Igual las setas sabían de mi llegada y habían decidido en asamblea emigrar a otros lares. Será eso. Mi acompañante es tenaz y no sabe de desalientos. Yo también soy constante, pero a diferencia de él, me considero bastante proclive al desánimo. Se me invita a intentarlo en otro escenario pero como el croupier sobre la ruleta no me queda otra que pronunciar un escueto "rien va plus".

Me quedo sólo. Sólo con mi cámara fotográfica, el paquete de tabaco y una ligera desazón. Me siento sobre una piedra para encender un cigarrillo. Declino la sugerencia. No debo fumar. Elevo la mirada y una bofetada de color me saca de mi micológico letargo. De tanto rastrear y mirar la tierra se me olvidó de que también hay un cielo y un horizonte azul y multicolor. Imágenes imprevistas que me devolvían a la realidad tiznada de ensueño y  construida a golpe de matices y contrastes. Imágenes hermosas, en número de 36, que ahora reviso con la ilusión que desata un tesoro recién encontrado.

Ese día, como tantos otros, volví  a casa sin setas y con un carrete que esperaba ansioso ser revelado para recuperar tres docenas de imágenes de otros tantos sensoriales instantes fruto de una casual alternativa. Como alternativa y casual es esta entrada. No estaba prevista. Estoy vago. Ni siquiera sé si está bien traída. No me apetece escribir y de cuantas entradas se me ocurrían, todas requerían empeño y esfuerzo. Hoy, como aquel día, el plan b me ha vuelto a constatar de su necesaria valía.














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