viernes, 11 de diciembre de 2015

00194 Sipán

EN BUSCA DEL OTERO

Regreso a la Sierra de Guara para distraer los sentidos. Así me lo piden ellos. Vuelvo dispuesto a aprender de lo no escrito desde el dictado de la humildad. Es un día claro de luz otoñal. Olivos, carrascas y almendros parecen saludar al paso en la quietud de unos campos en espera. Las vistas son amables y placenteras. Parece como si al paisajista  le hubiera entrado la prisa. Salpicados árboles se vislumbran orgullosos por ser distintos, por romper la serie, para llamar la atención. Es entonces cuando me reconozco en el paisaje, en ese trazo de ordenado descuido.

Sobre la margen derecha del río Guatizalema, aguas abajo de la Almunia del Romeral, sobrevive Sipán. En el pasado, el lugar figuró como sobrecullida, vereda y corregimiento de Huesca. Leo que su población siempre fue escasa; ahora apenas cuenta con una decena de habitantes.

La primera fotografía encuadra la iglesia parroquial. Data del siglo XVI y está dedicada a Santa María Magdalena. El conjunto resulta armónico. El primer sonido parece salir de una esquina. Es la risa de un niño pequeño con su madre jugando con el agua. Un buenos días acompañado de una sonrisa es la respuesta al tímido saludo pillado por sorpresa.

El tránsito por el pueblo se hace rápido. Pocas calles, pocas casas, poca prisa, demasiada puerta cerrada. Sin saber el por qué, le he cogido cariño. Un cariño imprevisto para una taciturna estampa. Sin saber el por qué, he decidido adoptarlo como quien hace suya una estrella.

Sipán sobre el otero domina el llano. Mis sentidos, ya distraídos, se suman al otero y al llano.






No hay comentarios:

Publicar un comentario