viernes, 27 de mayo de 2016

00296 El Castillo de Santa Eulalia la Mayor

TORRE VIGÍA


Como todas las mañanas salgo a la terraza con la intención de interpretar el cielo y sus nubes. A partir del minucioso estudio de la sierra y sus colores decido cómo emprender y qué hacer en el día. Es primavera. Cualquier situación puede producirse. Como meteorólogo no tengo precio. Es ironía. Esta mañana no había nada que interpretar. El cielo, la sierra y el horizonte se pintaban en gris oscuro. Estaba claro que iba a caer, como así ha sido, una notable tormenta. Una vez que el cielo ha evacuado se ha hecho la luz. Todavía es mediodía. Aún hay tiempo de buscar un destino donde aparcar la ansiedad de los días.

Regreso a la Sierra de Guara. Siempre su transitar resulta agradable y austero. El paisaje es hermoso, plácido. Hace tiempo que Gloria quiere visitar Santa Eulalia la Mayor. Es de las últimas localidades de este territorio que no conocemos mas que por  referencias. No lo demoremos más; hoy es el día.

Ha merecido la pena llegar hasta aquí. El pueblo tiene un encanto especial atrapado en  unas singulares vistas. Escasamente hay gente en sus calles. Tan sólo una niña jugando en un pequeño parque infantil a quien su padre reclama para comer. Huele a buena brasa y a cocina de puchero. Proseguimos nuestro caminar calles arriba. Parece no acabarse nunca. Es llevadero. Su arquitectura y paisaje dan entretenimiento a nuestros pasos. Sobre nuestras cabezas se alza la Torre Vigía del Castillo. Una fortaleza de silueta aprendida pero hasta hoy, siempre lejana. Unos pocos metros más, un penúltimo suspiro y finalmente será conquistada.

Una escalinata metálica que rodea el solitario y privilegiado edificio nos invita a acceder hasta lo más alto de la torre. Arriba nos espera el asombro. Hoy no quiero imaginar ni transportarme a tiempos pretéritos. Sólo deseo impregnarme de la paz y serenidad que me traslada el variopinto paisaje que nos abraza en señal de bienvenida. No me siento vigía, tan sólo pequeño y afortunado ante tanta grandeza. Y el silencio me dice, tranquilo, espera. Todo parece descansar en este día de improvisada primavera.

Leo que esta estratégica torre desde donde se controla la Sierra de Guara y el Valle del río Guatizalema fue conquistada por Sancho Ramírez en 1092, si bien su factura se aproxima a las clasificadas como "fortificaciones construidas en tierra reconquistada en 1061". Nace de un promontorio rocoso y es inexpugnable por tres de sus lados ya que están al borde de un precipicio. Mide 10 metros de altura con una superficie interior de apenas 6 metros cuadrados. Su diámetro exterior es de 5,70 metros y el espesor del muro, 1,90 metros. El Castillo de Santa Eulalia está incluido dentro de la relación de castillos considerados Bienes de Interés Cultural.




























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