martes, 3 de mayo de 2016

00276 Admirar

RESERVA INTERMINABLE DE EMOCIONES


Ni tan siquiera conozco su nombre. Me basta con ver para admirar. Encuentro placer y bienestar en la simple contemplación de las cosas. Están en algún lugar,  desapercibidas,  hasta que un día pasan a formar parte de un  recreado paisaje apenas imaginado.

Unas veces vida, otras ensueño, siempre gratitud por estar y hacer sentir en los días en los que la indiferencia traza un ir y venir de indeseada desidia. Un golpe de luz esperanzado, una caricia a desmano, un profundo sentir hacia algo que parece cercano. Y el color alardea ante el milagro de una juiciosa primavera. De una primavera que no espera.  De un esplendor que sólo invita y precipita las reservas interminables de garantizadas emociones.

Admirar para adaptarme al medio sin disimulo, para no desentonar entre el silencio de la pausada creación. Advertir la difusa´sensación emancipada de perjuicios en una realidad desbordante de pequeños asombros. Admirar con fuerza, con ímpetu desmedido y pasión desenterrada.

Húmedos los ojos. Seca el alma que en cualquier cosa cala. Admirar para traspasar la puerta etérea que todo lo guarda. Admirar, aunque sea en un breve instante mientras la primavera muestra sus baluartes. Sin condición, sin espera a la próxima entrega.




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