jueves, 25 de agosto de 2022

01038 La Tortilla Vegetal

 ACABÓ POR GUSTARME EL INVENTO


La historia se vuelve a repetir. Y pensar ahora que la primera vez que la vi delante de mi, me entraron, en silencio y sin aspavientos, unas tremendas náuseas. No recuerdo muy bien el contenido de la tortilla. Tomate, queso y cebolla llevaba seguro, además de otros verdores que no alcanzo a reconocer. Era mi época de gran comedor. Mi hermano Manolo siempre decía la gracia de "con este crío sale más a cuenta comprarle un traje que invitarle a comer".

Fue en casa ajena, en una merienda/cena improvisada. La anfitriona del hogar en el que nos encontrábamos se empeñó en que comiéramos algo antes de ponernos en carretera para regresar a nuestro domicilio. Preparo cualquier cosa, dijo, y así os vais cenados y cuando lleguéis a casa, solo tenéis que poneros el pijama para ir a dormir. (Más o menos vino a decir algo así. De esto hace ya mucho tiempo y mi cabeza retiene ya lo que retiene)

La invitación comenzó francamente bien. Un generoso picoteo de embutidos y quesos, acompañados de pan con tomate, salió en un visto y no visto a la mesa rodeada por un nutrido grupo de comensales. Nuestra anfitriona no hacía más que entrar y salir del comedor a la cocina y cuando moderadamente saciados, creíamos, creí, que la merienda/cena había llegado a su fin, aparecieron ellas; unas hermosas y rubias tortillas que parecían engullir vegetales como si fuesen comecocos. Antes de que pudiera encontrar una excusa para alejar de mí ese "bicho", ya tenía delante de mis narices un buen ejemplar. La visión fue susto, como de susto también serían los apuros que iba a pasar enfrentándome a esa "cosa". Como quiera que había sido educado con las máximas de "prohibido decir en esta casa no me gusta" y "en esta casa se come todo lo que te ponen en el plato", me armé de valor y de buenas rebanadas de pan con tomate con las que ayudarme a pasar la pena. Al final, acabé comiéndomela sin rechistar, con menos pan con tomate del que había hecho provisión, y hasta acabó por gustarme el invento.

Ahora, de vez en cuando, -hay mucha variedad y apetencias de rellenos para tortilla-, alguna que otra vegetal cae para cenar. Sobre todo cuando empieza a haber acumulación de restos de vegetales en el frigorífico. La que hoy paseo por aquí está rellena de aguacate, tomate y cebolla dulce, -es lo que había en la nevera-, con un pelín de pimienta blanca y una pizca de orégano. ¡Y bien buena que está!










No hay comentarios:

Publicar un comentario