lunes, 8 de agosto de 2022

01023 La Paella

 DEBERÁ ESPERAR


Con la cantidad de horas que le habré echado a la cocina y sus fogones, y con el amplio recetario propio y ajeno del que dispongo, os queréis creer que nunca, que jamás de los jamases, he cocinado una paella. Claro que me gusta. Me encantan todas sus versiones y sus formas de elaboración, pero en mi vida me he visto delante de una paellera cocinando arroz.

Podría decir que tuve una mala experiencia en una ocasión y que no he vuelto a intentarlo, pero mentiría. Nunca ha sido así. Se me ocurre que podría confesar que siempre que lo he intentado me ha salido cruda o pasada. Tampoco sería cierto. Y ya puestos a buscar excusas, podría señalar que no acabo de cogerle el punto. Pero tampoco es verdad, no le cojo el punto ni la media porque, como digo, nunca he intentado hacer una paella.

El motivo no es otro, y este sí que es certero, es que siempre he tenido a mi lado a alguien "experto" en paellas que se me ha adelantado. Es algo similar, por ejemplo, lo que me ocurre a la hora de hacer brasas. Siempre aparece un "especialista" que hace las mejores brasas y ante esta premisa, y como ni me gusta discutir ni competir, y menos en hacer brasas, doy un paso a un lado. Pues lo mismo con la paella. En tiempos de mi madre, ella era quien las preparaba, y tengo que reconocer que las hacía deliciosas. Y ya casado, ha sido Gloria quien se ha puesto al frente de las paellas. Y también, las borda. Así que fuera, Fernandito.  Brasas sí que he hecho alguna que otra, cuando no ha habido más remedio. Pero paellas, ninguna. Sí que en alguna ocasión he estado tentado en hacerme una para mí solo, pero me parece tan triste, que finalmente he desistido. Porque, y esto es una opinión muy personal, la paella, como tantas otras cosas, sabe mejor si es en compañía.

El día que cocine una paella, si es que llega ese día, la pasearé por aquí con todos los honores. De momento, dejo dicho que me gusta, con las imágenes de una magnífica y sabrosa paella de pescado y marisco degustada en "La Marcelina", en el Paseo de Neptuno, en La Playa de las Arenas de Valencia. Lugar del todo recomendable para comer paellas y algo más.







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