sábado, 6 de agosto de 2022

01020 Hasta Donde la Imaginación Nos Alcance

MONTADITOS DE... TÚ MISMO


No es la primera vez, y me imagino que tampoco será la última, que traigo hasta este caleidoscopio vital esta forma tan sugerente y deliciosa de presentar los alimentos. Me encanta su versatilidad a la hora de prepararlos, sientan fenomenal a cualquier hora del día y siempre son bien recibidos, en ocasiones, hasta con aplausos.

Los montaditos, como el papel, lo soportan todo. Su abanico de posibilidades es muy amplio. Desde la sencillez más extrema, hasta donde nos lleve la imaginación, sin pasarse veinte pueblos, los montaditos parecen estar dispuestos a cualquier sugerencia. Son como el refinamiento de nuestro queridísimo "bocata". De hecho, parece ser que el origen del montadito se remonta hasta los siglos XV o XVI, cuando el pan era el alimento básico y principal en todos los hogares. Para darle sabor y más consistencia al pan se "montaban" sobre él las viandas. De aquí el nombre de montaditos. 

Para cumplimentar esta nueva aproximación a los montaditos, propongo dos sencillas elaboraciones que siempre que salen a la mesa son un éxito y que, junto con otras "especiales" que cualquier día traeré por aquí, forman parte de mi "especial menú degustación de montaditos". Se trata de un montadito de morcilla y otro de bacalao confitado.

Montadito de morcilla: Necesitaremos un par de morcillas de burgos o aragonesas, dos manzanas reineta, aceite de oliva virgen y pan.

Para su elaboración, comenzaremos por pelar las manzanas, quitándoles el corazón y las semillas. Colocamos una sartén al fuego con un poco de aceite de oliva y cuando esté caliente incorporamos las láminas de manzana. Ayudados de una cuchara o tenedor de madera vamos deshaciendo la manzana hasta conseguir una compota. Reservamos. Quitamos la piel de las morcillas y desmigamos el embutido para a continuación incorporarlo a la sartén con la compota de manzana. A fuego medio, mezclamos bien la morcilla y la manzana y reservamos. Tostamos unas rebanadas de pan, a ser posible de tipo rústico, rociamos con unas gotas de aceite de oliva y repartimos por encima la mezcla de morcilla y cebolla. Si se quiere, se puede finalizar el montadito con una tira de pimiento del piquillo.

Montadito de bacalao confitado: Serán necesarios 4 lomos de bacalao desalado, aceite de oliva virgen suave, cuatro dientes de ajo y dos cayenas.

Para su elaboración, echamos en una cazuela abundante aceite de oliva virgen y lo calentamos hasta alcanzar los 80 grados centígrados. Agregamos los ajos enteros pelados y las guindillas, y dejamos unos minutos hasta que el aceite coja sabor. A continuación, incorporamos los lomos de bacalao con la piel hacia abajo, procurando que queden completamente sumergidos en el aceite y manteniendo constante la temperatura de 80 grados centígrados. Confitamos durante 15 o 20 minutos hasta que veamos que las lascas del bacalao se separan fácilmente.

Solo faltará tostar unas rebanadas de pan, que untaremos con tomate, y colocar el bacalao sobre ellas. Sazonaremos con un poco de sal, pimienta y aceite al gusto. Si se quiere se puede añadir sobre el bacalao un poco de alioli.

Y a disfrutar, que la vida son dos días, y no siempre bien aprovechados.




 

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