lunes, 29 de febrero de 2016

00243 El Preciso Instante

APENAS NADA

Ni antes ni después. Ni luego ni ahora, posiblemente ya sea tarde. Hay situaciones que no dependen de nosotros sino de un instante. De un justo momento difícil de controlar. Sólo la continua y permanente observación puede llegar a captarlo, a darle forma y sentido, a hacer real lo imaginado.

El perdón se pide en un instante preciso, ni antes ni luego. La muerte llega en un preciso instante igual que la vida, igual que las segundas oportunidades. Una caricia, un amigo, un consuelo, una ráfaga de aire, un deseo, la paz infinita o el desasosiego, una voz que recuerda, una palabra amable, un insulto desoído, todo tiene cabida en ese instante preciso. Ni después ni ahora. Todo se sucede en ese espacio de tiempo tan breve y desapercibido que en un mínimo descuido pasa inadvertido.

Bilbao, 6 de julio de 2013. Son las ocho de la tarde. De regreso a casa de mis hermanos por la plaza Moyua, entre dos calles, se avista el hermoso Guggenheim. Los últimos rayos del día platean su atractiva figura. Deslumbra, atrae, asombra. Siete instantáneas. No vale ninguna. Se perdió el instante entre mis manos, la cámara y mi ojo. Fue un instante. Ni antes ni después. Ni luego ni ahora. Llegué tarde al preciso instante.









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