sábado, 27 de febrero de 2016

00240 Restaurante L'usuella

JORGE ZANUY

Hace días que quiero traer hasta este blog el restaurante L'usuella. El nombre es bonito en sí, suave al oído y sugerente. Desconozco si tiene algún significado. Si lo tiene, no he sabido encontrarlo. Creo recordar, igual estoy confundido, que es el nombre de un paraje o barranco que se encuentra en las proximidades de Salas Bajas, localidad donde se localiza el establecimiento hostelero.

Lo regenta Jorge Zanuy, el hombre orquesta del restaurante. Es un tipo curioso de no menos curiosa existencia. Conocí a Jorge en el último certamen del Concurso de Tapas de Huesca. Junto con Mariví Marco formamos uno de los grupos del jurado. Probar y valorar en dos semanas más de setenta tapas dan mucho de sí. Fueron muchas horas de compadreo, de intercambio de experiencias y dio la casualidad de que a los tres nos gusta hablar. Cuando acabó el concurso tuve la impresión de que tanto a Mariví como a Jorge los conocía de toda la vida.

Recuerdo que Jorge,  en el primer día que salimos a tapear,  nos contó lo más esencial de su vida. Del por qué se fue a estudiar pastelería a Barcelona, sus andanzas, su afición a la música y del grupo en el que llegó a tocar, de su primer restaurante en Tamarite de Litera, de su periplo por Huesca y de su nueva y reciente ilusión en Salas Bajas. Es tan sólo un resumen a modo de aproximación a una vida llena de divertidas anécdotas, más amenas cuando salen de su boca. Creo que no se lo llegué a decir, pero de los tres años que llevo participando como miembro del jurado fue en el que más aprendí. El afán de Jorge por desmenuzar, radiografiar y diseccionar cada tapa era contagiosa y muy provechosa en argumentos. La curiosidad y el amor hacia una profesión es lo que tiene. Y Jorge, por lo que le conocí, es un gran curioso y un hombre totalmente volcado en su profesión.

En la despedida decidimos con Mariví que iríamos a conocer su nuevo restaurante. Pasadas las navidades, así lo hicimos. A primera vista, sorprende. No me lo imaginaba de tal factura por más pormenores que nos fue trasladando Jorge. Es un establecimiento amplio y acogedor. Sin grandes lujos pero con certeros detalles. Huele a dedicación, a ilusión, a trabajo por agradar a la gente y a grandes expectativas.

La cena fue muy armoniosa y placentera en el verbo y exquisita sobre el mantel. Para empezar una original y sabrosa Ensalada L'usuella,  a base de lechuga, queso nube madurado, fresas, nueces, vinagreta de fresa y vinagre de vino joven del Somontano y mosto recién vendimiado, elaborado en barrica de roble francés. La mezcla de sabores resulta muy atractiva al paladar. De tan espectacular que resultó ser, casi ni me dio tiempo de hacer una fotografía al plato.

En punto y seguido, Jorge nos deleitó con una crema de patata y trompetas amarillas, huevo poché, aceite de trufa y shichimi togarashi, cubierta con una galleta de maíz. Simplemente, espectacular. Y como colofón, unas manitas de cerdo guisadas, a petición de Mariví y de quien suscribe. No recuerdo si tomamos postre, yo sólo sé, que repetí manitas.

Los vecinos de Salas Bajas y redolada pueden estar de enhorabuena con la llegada de Jorge al frente de L'usuella. Les esperan gratificantes e innovadoras propuestas gastronómicas a precios muy razonables junto a un contertulio fuera de lo habitual.

Desde aquel día no he vuelto a ver a Jorge. No veo a casi nadie. Desde este blog quiero desearte, Jorge, que en el L'usuella y en Salas Bajas, encuentres junto a tu familia tu tierra prometida. Me alegraré, tal y como hago con  los éxitos de mis amigos.






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