domingo, 17 de julio de 2022

1010 Las Trufas de Chocolate

Y A SER POSIBLE, LAS DE ARRESE


Traigo hasta este caleidoscopio vital otra de mis debilidades: las trufas de chocolate. Vaya por delante que se trata de una debilidad contenida. De hecho, según me indica la información de las fotografías que acompañan este texto, las últimas que degusté datan de diciembre de 2018. Una generosa caja que me regaló mi querida cuñada/hermana Ana en una visita a Huesca desde Bilbao. Los deliciosos dulces, a pesar de mi débil interés por mantenerlos en el frigorífico y así disfrutarlos durante unos cuantos días, no alcanzaron la tercera jornada con nosotros. Superior a mis fuerzas.  Bueno, por no faltar a la verdad, las Navidades pasadas comí una aproximación a este dulce. Sí, en la caja roja que las acogía ponía trufas de chocolate, pero nada que ver con las auténticas trufas, con la de verdad.

Y es que para hablar de trufas de chocolate del 10 tengo que volver a recurrir, como ya he hecho con anterioridad con algún que otro dulce, a la bilbaína Pastelería Arrese. Son las mejores que hasta ahora he podido probar. Me resultan deliciosas, finas, nada pesadas y con unos sabores muy, muy especiales: Baileys, Chocolate, Cointreau, Nata, y Nata y Chocolate, estas últimas para mí, el no va más de las trufas. Es por eso que cuando mi querida Ana, sabedora de mi debilidad por este dulce, me obsequia con una caja de trufas de Arrese, lo celebro como niño con zapatos nuevos.

Hubo un tiempo, en la prehistoria de mis días, que me dio por hacer trufas caseras con una receta que me facilitó mi hermana María Engracia. Dejé de elaborarlas porque comenzaron a convertirse en una adicción desmedida e incontrolable. Aunque no tenían nada que ver con las de Arrese, ni de lejos, salían “resultonas”. Todavía conservo la receta de puño y letra de mi hermana. Cualquier día de estos me vengo arriba y vuelvo a recrear la receta. Dice así:

Ingredientes: 250 gramos de chocolate fondant, una generosa cucharada de mantequilla, 200 ml de nata para montar y 200 gramos de fideos de chocolate. Opcional, un chorrito de cognac o del licor que se desee.

Elaboración: Ponemos en un cazo el chocolate troceado y la mantequilla, y derretimos a fuego medio. (Esta receta tiene ya sus años, así que ahora podemos derretir el chocolate y la mantequilla en el microondas). Montamos la nata que añadiremos al chocolate, una vez templado, y que mezclaremos con movimientos envolventes. Este es el momento, si se quiere, de incorporar el licor que nos guste. Dejamos enfriar la mezcla en el frigorífico durante un par de horas. Hacemos bolas con la masa y las rebozamos con los fideos de chocolate. Dejamos de nuevo en el frigorífico y listas para comer. Recomendación: hacer bolas que se puedan meter en la boca de un solo bocado.

Por cierto, muchos son los países que se adjudican el descubrimiento de las trufas de chocolate. Si bien, todo parece apuntar que este dulce se debe a la imaginación de Louis Dufour, un pastelero de la localidad francesa de Chambéry, en el departamento de Saboya. Al parecer, “el 28 de diciembre de 1895 el señor Dufour se dio cuenta de que su almacén se había quedado vacío de provisiones y que no iba a poder surtir sus clientes. Rehusó a pedir ayuda a otros pasteleros de la región, por lo que tuvo que imaginar una solución. Decidió entonces fabricar él mismo un producto digno de la calidad de su boutique pero que fuera de fabricación rápida. Primero removió la crema, luego añadió cacao, vainilla y en un instante la mezcla estaba hecha... Con mucho cuidado formó pequeñas bolitas que mojó en una cobertura para después hacerlas rodar en el polvo de cacao. Así nació la primera trufa, una pequeña creación saboyana que fue la última inspiración de este genial pastelero”.

 




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