miércoles, 13 de julio de 2022

01008 El Pisto de Verduras

UNA DELICIA DE VERANO


Los huertos comienzan a dar sus primeros frutos; no el mío, que este año, mor de mi amigo perruno Humphry, no tengo.

Sea como fuere, menos mal que siempre hay algún alma caritativa que se acuerda de uno y le agasaja de vez en cuando con algún presente hortícola,  sabedora de mi querencia por el huerto y sus frutos, y mi gusto por el verano con sus sabores y olores de presente y recuerdo.

Estrechamente ligado al verano y también al recuerdo, en este caso de infancia y juventud, llega a este caleidoscopio vital un básico en la cocina: el pisto o combinado de verduras. Esta es la mejor época del año para llevarlo a la mesa, ya que los alimentos empleados para su cocinado están en su máximo esplendor de sabor.

¡Qué sorpresas nos deparan muchos cocinados! El pisto, que ahora me encanta, no lo podía ni ver. A veces hasta me daban náuseas verlo en el plato delante de mí. Y para qué contar cuando mi madre lo acompañaba con una tortilla francesa. Me resultaba una imagen del todo rechazable. Eso sí, me lo comía sin rechistar. Gustara o no, para adentro. No quedaba otra. No eran tiempos para hacer tonterías con la comida ni con casi nada.

Mi madre acostumbraba a cocinar el pisto con tomate, pimiento rojo, pimiento verde y cebolla. Me imagino que me fui acostumbrando a él con el paso de los años. Lo que sí recuerdo es que en ocasiones, sobre todo cuando venía a casa mi hermano Manolo, mi madre le preparaba un plato con pisto, que le encantaba y al que yo me sumaba con sumo agrado. Yo le llamaba "pisto de fiesta". Se trataba de un buen plato de arroz blanco hervido que mi madre ponía en forma de volcán en una fuente de mesa, o en un molde circular, y lo llenaba de pisto al que añadía algunas latas de atún en escabeche. Lo recuerdo como algo excepcional. Nunca más, desde aquellos felices días, lo he vuelto a probar. Cualquier día de estos me pongo manos a la obra y recupero ese maternal sabor.

Elaborar un buen pisto no tiene mucha ciencia. Con tener buenos productos es más que suficiente. Además, admite muchas variantes, según los gustos personales de cada uno. El pisto que propongo es el más sencillo y común.

Ingredientes: medio dilo de tomates maduros, una cebolla grande o dos pequeñas, un pimiento rojo, un pimiento verde, un diente de ajo, un chorrito de vino blanco, aceite y sal.

Elaboración: Se cubre el fondo de una cazuela con aceite de oliva virgen extra. Calentamos y cuando coja temperatura incorporamos la cebolla picada. Sofreímos e incorporamos el ajo picado, los pimientos cortados en tamaño similar y el tomate cortado a cuadraditos. Salamos al gusto e incorporamos un chorrito de vino blanco. Cocinamos a fuego bajo por espacio de 30-40 minutos y vamos removiendo para que se mezclen bien los ingredientes.

El pisto solo es una delicia y acompañado de unos huevos fritos, por ejemplo, un pequeño placer para cualquier día de verano. ¡Quién me lo iba a decir a mí!






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