martes, 12 de julio de 2022

01006 Las Tartaletas de Hojaldre

 CON MEJILLONES Y TORTILLA DE PATATA


Sábados y domingos son los días perfectos para "marranear" en la cocina. Suena mal el entrecomillado pero es así. Son los días perfectos para experimentar, de aquí que vuelva al entrecomillado, con platos copiados de alguna receta o hacer "probatitnas", de esas que tanto me gustan, con sabores, texturas y combinaciones de alimentos. Son estos dos días, jornadas sin prisas, casi sin horarios y hasta contemplativos.

Hecho el preámbulo pertinente, vamos allá con este capricho de tartaletas de hojaldre rellenas de tortilla de patatas y mejillones. El antecedente de esta curiosa elaboración gastronómica se remonta a una receta que invitaba a probar unas aparentes tartaletas de hojaldre rellenas de tortilla de patata y que además se presentaban como un "original aperitivo". En su día las hicimos en casa y francamente nos sorprendieron tanto que volvimos a repetir en días venideros. 

En una ocasión, alparceando recetas de cocina, una habitual costumbre que tengo para matar ratos, en un blog que ahora mismo no recuerdo, alguien proponía una tortilla de patatas con mejillones en escabeche. No tenía mala pinta la imagen con la que se ilustraba la receta. Y pensé, si me gustan las tartaletas como soporte de un cocinado, si me chifla la tortilla de patata, a ser posible con cebolla, y si me vuelvo loco por los mejillones, todos los ingredientes combinados tiene que ser la bomba. Así que me puse manos a la obra. Ya anticipo que el resultado me pareció espléndido.

Pelé media docena de patatas y las corté en finas rodajas. Piqué media cebolla que posteriormente sumé a las patatas y sazoné. En una sartén con generoso aceite de oliva virgen freí patatas y cebolla hasta que comenzaron a coger color. Escurrí bien la fritura y dejé enfriar. Batí cuatro huevos que incorporé a las patatas y cebolla cuando observé que la fritura estaba ya fría y no cuajaría los huevos. Cociné al vapor medio kilo de mejillones que retiré del fuego en cuanto comenzaron los moluscos a abrir sus conchas. Una vez perdieron el calor, los incorporé a las patatas, cebolla y huevo batido.  En una bandeja de moldes para horno fui forrando con masa de hojaldre, también puede hacerse con obleas para empanadillas, los moldes. Hecha esta operación, fui rellenando cada molde con la mezcla protagonista del cocinado. Ultimada esta operación, introduje la bandeja de moldes en el horno precalentado a 200 grados centígrados por espacio de unos 20 minutos aproximadamente, si bien durante el horneado fui pinchando el relleno de las tartaletas hasta que observé que estaba bien cuajado. Dejé enfriar las tartaletas fuera del horno, las desmonté de los moldes y serví.

Además de ser muy bien recibidas en la mesa, entraron en el estómago como un cañón, acompañadas de un delicioso vino blanco bien fresquito.

Y así se me pasó el día entre mis queridas tartaletas. 





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