lunes, 30 de enero de 2017

00425 El Ideal

POEMA ANÓNIMO


Anónimo como los suspiros con los que me tropiezo por la calle en el caminar de cada día. De humilde y certero decir para describir una estampa repleta de armonía en la que el ideal se convierte en algo intangible y solo alcanzable ya para los sueños que buscan un cobijo en su sempiterno vagar. Un poema que se abrió a mis ojos por primera vez cuando mi alma todavía tenía muchos credos. El poema que aprendí de memoria cuando todos los errores estaban todavía por equivocar. Los versos que se quedaron grabados para siempre jamás, como un recordatorio, como una oración a la vida de por vida...

Una casa y no más: blanca y sencilla,
lejos del mundo y de los hombres vanos.
Un huerto en que frutezca la semilla
por la virtud humilde de mis manos
y del sudor labriego de mi frente.
Una vida sin odios cortesanos
ni incertidumbres del placer presente,
ni angustias mensajeras del mañana,
ni envidias, donde el mal abre su fuente.
Una vivienda pobre y aldeana,
cerca del bosque, y que del mar, amigo
de mi risa infantil, no esté lejana.
En su quietud, a solas, sin testigo,
he de labrar el alma como el huerto,
del vendaval poniéndome al abrigo.
Mi brazo en la labranza se hará experto.
Aguzaré del alma las pupilas
cuando en negrura el orbe esté cubierto
y las obras de Dios yazgan tranquilas.
Gustaré, de la amada biblioteca
la fruta idónea, entre apretadas filas,
cuyo zumo no se agria ni se seca.
El alma vestiré del recio lino
que la historia hubo hilado con su rueca.
Y acaso, cuando el gallo matutino
a medianoche el aquelarre ahuyente,
iré a besar con amoroso tino
el rostro sonrosado y sonriente
del infante gentil que hayamos hecho
en instantes de amor, puro y ardiente.
Después reclinaré sobre tu pecho
mi cabeza cansada y cavilosa;
y será un paraíso nuestro lecho.
Al otro día, entre la luz brumosa,
veremos en las flores el rocío,
y la tierra estará como una rosa
recién nacida. Yo diré: Dios mío,
que no nos huya nunca tanto bien.
Y al yo besarte, me dirás: Amén.

...  y pienso en su autor, en el poeta sin nombre. Y en si consiguió su ideal o solo construyó una morada de palabras para sus sueños.




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