miércoles, 28 de febrero de 2024

01278 Yunie Kebab

 EL KEBAB DE LA REALEZA


Para qué nos vamos a engañar: me gustan los kebabs. Y eso, a pesar de las contrarias, y en ocasiones, hasta desagradables opiniones que he venido recogiendo sobre este preparado cárnico. ¡Ay, si nos paráramos a pensar!

De vez en cuando, muy de vez en cuando, me gusta deleitarme con un kebab y su peculiar sabor. En los últimos años, acostumbra a coincidir cuando alguna de mis hijas, llegado el sábado, propone una cena de estos mimbres. Nunca digo un no por respuesta. Reconozco que lo disfruto y que hasta me sienta bien.

En uno de nuestros últimos viajes en familia a Madrid, en el guion de los preparativos, siempre vamos con listado, dejando muy poco margen a la improvisación, Gloria incluyó la visita, “a vosotros que os gustan los kebabs”, dijo, a un kebab, con una muy buena carta de presentación. “Se llama Yunie Kebab, prosiguió, y he leído que es el Kebab de referencia del Rey Felipe VI”. Y allí que fuimos, no sin antes informarme, más que nada por curiosidad, sobre lo que se había escrito y opinado de este establecimiento.

Se encuentra muy cerca de Moncloa y al frente del negocio está Georges, “un amable señor de Beirut, que se vino a España en 1976. George era un reconocido chef de comida tradicional libanesa, pero al estallar la guerra, él y su mujer Amal, tuvieron que abandonar Beirut y establecerse en España”. Comenzó trabajando en el mundo del catering. “Su comida libanesa lo petó tanto, que su teléfono ardía con llamadas de la Casa Real cada vez que venían reyes árabes a Madrid”. Algo a lo que, al parecer, nunca le ha dado importancia, “porque abrió su modesta cafetería sin ningún tipo de lujo para poder seguir haciendo lo que más le gustaba: cocina sencilla, pero de gran calidad y buenas elaboraciones a un precio más que razonable. “A pesar de que haya servido en múltiples recepciones de gala, a expresa petición de la Casa Real, George lo tiene claro: prefiere cocinar en un local modesto y económico que en uno lujoso, ya que así su comida llega a más gente”.

Según pude leer en una entrevista que le hicieron a George, es él mismo quien compra los filetes de pollo y de ternera en el mercado ubicado cerca del local. “Los adoba a mano el día previo a cocinarlos y los va pinchando en el estilete giratorio de metal, para ir asándolos poco a poco. Después, con el cuchillo jamonero va partiendo tiras para que caigan al plato antes de hacer los bocadillos. Todas las salsas son caseras, elaboradas por ellos en el mismo local”.

Con esta información y un buen número de opiniones favorables, acudimos al Yunie Kebab. Era el medio día de un domingo. Muy poca gente, en un modesto local, muy limpio, por cierto, atendido por un amable y atento camarero, y tras el mostrador, George y su mujer Amal. Nos sentamos en la mesa que nos indicó el camarero. En una mesa contigua a nosotros, se encontraba un individuo dando buena cuenta de un buen plato de falafel. Por la cara que ponía, estaba disfrutando. El camarero nos trajo la carta, pero ya sabíamos los que queríamos de antemano: unos durum kebab de ternera y unas cañas para acompañar. No tardaron mucho en servirnos. El durum ofrecía un aspecto espectacular. Bien cerrado y bien marcada la oblea. Solo faltaba conocer su sabor. Desde el primer bocado hasta el último, este con pena, degusté el kebab más sabroso y jugoso jamás probado por mí. Me pareció, y aquí voy a hacer una gracieta, “un bocado de reyes”.

Para mí, del todo recomendable, y por supuesto, para repetir en la primera ocasión que se presente.




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