jueves, 15 de febrero de 2024

01267 Los Taralli

 ENGANCHE TOTAL


Despejad la cocina que vamos a hacer unos taralli. Me encantan los taralli italianos y sobre todo, me divierte elaborarlos en casa. Los probé por primera vez no hace muchos años y desde entonces, siempre ha habido en nuestra despensa. O los compramos o los preparamos en casa. Si se trata de la segunda opción, hay que echarle ganas, tiempo, paciencia y que nada entorpezca en la cocina. Y es que tienen su aquel.

Los taralli italianos son como nuestros picos de pan o regañas andaluzas, pero más tiernos y, para mi gusto, más sabrosos, dadas las posibilidades que admite a la hora de elaborarlos. Aunque la base para su elaboración es similar (harina, aceite y vino), se personalizan de cientos de formas, según su autor o de la región italiana de donde procedan. En Italia se acostumbra a tomarlos para acompañar un vino, un queso o unos embutidos. A mí, sin acompañamiento alguno, me parecen una delicia y, sobre todo, si tienen un toque picante.

La receta que ponemos en práctica en casa se conoce como “taralli a la pizaaiola”, que además de los tres ingredientes mencionados con anterioridad, contienen tomate, guindillas o cayenas y orégano. Son una pasada de buenos y un auténtico vicio comerlos. Son de esos caprichos alimenticios que sabes cuándo empiezas, pero nunca encuentras el momento de acabar. Cuando me dispongo a comerlos y llevo un rato dándole al taralli, digo, el último. Pero no, no es posible. Así, que me curo en salud y ahora siempre digo, el penúltimo. Un horror lo enganchado que estoy al taralli.

Me voy a atrever a dar un consejo, yo que no acostumbro a dar. Si llegas a leer estas líneas y finalmente te decides a elaborar unos taralli, no escatimes en hacer una buena cantidad, para luego no tener que arrepentirte. Lo digo por experiencia. Una vez que te pones…

Ingredientes: Para 500 gramos de sémola de trigo, 160 gramos de vino blanco seco, 120 gramos de aceite de oliva virgen extra, 10 gramos de sal, 2 cucharadas de concentrado de tomate, guindilla o cayenas al gusto y una cucharada de orégano.

Elaboración: Introducir en un bol todos los ingredientes por este orden: harina, vino, aceite, sal, salsa de tomate, orégano y la guindillas o cayenas desmenuzadas. Remover y amasar hasta obtener una masa homogénea y elástica. Envolver la masa en papel film transparente y dejar reposar en el frigorífico durante unos 30 minutos. Volver a amasar. Cortar pequeñas porciones de masa y con las palmas de las manos, obtener churros alargados del grosor del dedo meñique. Obtenido el churro, coger trocitos de entre diez y quince centímetros y enrollar la masa sobre sí misma, dejando un agujero en el medio. Acabada la masa, llenar una olla con abundante agua y echar un puñado de sal. Llevar a ebullición y echar los taralli en tandas, no demasiados a la vez. Remover suavemente con una espumadera de abajo hacia arriba y sacarlos del agua una vez que suban a la superficie. Colocar los taralli sobre un paño de cocina, bien distanciados entre ellos, y dejar secar un par de horas, dándoles la vuelta cuando lleven sesenta minutos secándose. Colocar los taralli en una bandeja de horno, también bien separados, e introducir en el horno precalentado a 170 grados centígrados durante unos 40 minutos o hasta ver que queden dorados. Antes de sacarlos definitivamente del horno, probar uno para comprobar que haya quedado crujiente. Dejar enfriar y guardar en un bote o caja metálica.

 










No hay comentarios:

Publicar un comentario