martes, 18 de julio de 2023

01156 Las Judías Pintas

 DE CHUS


Me gusta su cocina y su forma de cocinar. Ella le resta importancia, pero sabe que no lo hace nada mal, a tenor de lo satisfechos que salen los comensales después de una comida o cena elaborada con sus manos. Y eso que, según me confesó el otro día, a mi pregunta sobre quien le enseñó a guisar, la primera tortilla de patata que hizo, tuvo que tirarla directamente a la basura. Lo suyo ha sido aprender con los años y  "buscarme la vida", "no me ha quedado otra",  además de contar siempre con producto de calidad.

Los platos de cuchara y los guisos los borda. Platos recios, contundentes y de potente sabor. Supongo que será por su estrecha relación con sus queridos riojanos. Su marido, mi siempre recordado Pedro, era riojano, de Santo Domingo de la Calzada, por más señas. ¡Qué ser más entrañable! Y el padre de mi protagonista, Chus, creo recordar que también tenía sus orígenes en aquellas hermosas y adorables tierras. 

Chus fue compañera de trabajo. Duros, pero también divertidos años de trabajo. No digo que por aquel entonces nuestra relación fuera siempre de vino y rosas; hubo también momentos ácidos y espinosos. Más por mi forma de ser, que por su parte. Cosas del cargo que yo ocupaba y las rutinarias presiones a a las que me veía sometido. Pero al final, pasara lo que pasara, siempre quedaba el cariño y respeto mutuo. Respeto y cariño que, una vez jubilados, nos seguimos profesando, y que materializamos, de vez en cuando, con una buena comida y mejor sobremesa.

Comer en casa de Chus siempre es una fiesta gastronómica. No hay vez que no te sorprenda. Es inquieta y su inquietud, también sabe cómo trasladarla a la cocina, para alegría de quienes tenemos la fortuna de degustar sus cocinados. Como ya he comentado, nada en ese quehacer culinario tiene importancia. Todo es sencillo y sin complicaciones. Todo es natural, a lo que yo añado, y exquisito.

Estas judías pintas, por ejemplo, nos las ofreció el pasado mes de febrero, la última vez que estuve comiendo en su casa con mi familia. Para qué contar cómo estaban de deliciosas. Suaves, nada pesadas y con mucho, mucho sabor. Huelga decir que repetí. Hice las pertinentes fotografías, pero entre unas cosas y otras,  se me olvidó pedirle la receta. El caso, es que vi hace unos días las imágenes, pero seguía sin tener la receta. Así que llamé por teléfono a Chus. Ese día quería llevarle la primera entrega de productos de mi huerto. Le dije que me tuviese preparada la receta para poder subir las judías pintas al blog. Cuando llegué a su casa, visita de médico, me tenía preparada una ristra de chorizo, un trozo de oreja envasada al vacío y no sé que más. Ella entendió que quería hacer yo las judías en casa. Pero, Chus, le dije, si no tengo la receta y estamos en julio en plena ola de calor. Lo que menos apetece son una judías pintas.

Le volví a pedir la receta. En un trozo de papel había escrito lo que a continuación detallo: "1 pata de cerdo troceada y oreja. 1 trozo de panceta curada. Chorizo. 1 cabeza de ajos. Judías". Lo leí y le espeté: "¿Y?". A lo que ella me respondió: "¿Qué más quieres saber?. "Pues que cómo las haces", insistí. Y así, entre sorbo y sorbo de cerveza yo, y ella de vino, conseguí algo parecido a una receta de judías pintas, pues Chus ya se ocupó en adelantarme, que cada vez las hace de distinta manera, en función de los ingredientes de los que dispone. De cantidades, ya ni pregunté.

Elaboración: Poner las judías en remojo la noche anterior. En una olla con agua fría y sal, introducir la pata, la oreja y el chorizo. Cocer hasta que se reblandezca la carne. Cocer las judías aparte y cuando el agua comience a hervir, incorporar la carne y los ajos. Cocinar a fuego bajo. Cuando ya estén hechas las judías, unas dos hora y media o tres, añadirles una cebolla pochada, una cucharada de harina y pimentón dulce o picante. Remover y listo.

Al día siguiente, Chus vino a cenar a casa. Trajo un regalo para Gloria, unos dulces para postre.... y un envase con judías pintas ya cocinadas, "pues como se había descongelado la carne que saqué para ti, pensando que las querías hacer tu, y no se puede volver a congelar, esta mañana las he hecho para que os las comáis".

Y sí, este mediodía, en plena ola de calor, 40 grados marcaba el coche cuando he llegado a casa del huerto, me he comido un buen plato de judías pintas de Chus. Y no queráis saber cómo estaban las condenadas.

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario