miércoles, 12 de abril de 2023

01104 Las Judías Verdes de Fiesta

 CON QUÉ POCO NOS CONFORMAMOS


Unas sencillas y siempre deliciosas judías verdes pueden convertirse, con tres retoques, en algo excepcional. Algo así debían pensar nuestras abuelas y madres cuando sacaban a la mesa estas judías tiernas que traigo hasta este caleidoscopio vital y que en muchos hogares se referían y refieren como “judías de fiesta”.

Hace unos pocos días las preparamos para comer en casa. Y claro, al verlas sobre la mesa, no pude dejar de recordar, una vez más, a mi madre. Efectivamente, si veías a doña Engracia en la cocina preparando unas judías verdes, acompañadas de unas patatas fritas cortadas a cuadraditos, mayonesa y un sofrito de tomate, cebolla y pimiento verde, es que era fiesta o alguien querido venía a comer a casa.

En su humildad “festiva” me parece un plato extraordinario, pleno de sabor y ahora, lleno de recuerdos. Hacía tiempo que no comía las judías de esta guisa y como antaño, me pareció algo excelso. Incluso disfruté de este plato como antes lo hacía. Es decir, una judía, una crujiente y dorada patata y una untadita en el sofrito o en la mayonesa. Y así, hasta dejar el plato limpio como una patena, y con la esperanza de que pronto fuera otra vez “fiesta”.

El otro día, mientras saboreaba los últimos bocados del plato, pensé en las grandes lecciones recibidas y heredadas de madres y abuelas. Y sonrío. “Judías de fiesta”, ya lo creo que sí. Con qué poco podemos llegar a conformarnos y ser felices. 










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