miércoles, 5 de abril de 2023

01100 Las Porras

UNA TENTACIÓN


Al igual que los churros, las porras me sientan como un tiro en el pie. Eso no quita para que de vez en cuando, muy de vez en cuando, asuma el riesgo y disfrute de esta sencilla, tradicional y atractiva masa frita. Tanto con las porras como con los churros, me pasa como con las patatas fritas, callos o bombones, -por poner algunos ejemplos de una larga lista-, que si nos los veo o no los tengo al alcance de la mano, no me acuerdo de que existen. Pero como se pongan en mi campo visual o me lleguen aromas de su presencia…, ya la hemos liado. ¡A vencer tentaciones toca!

Es lo que me sucedió con las últimas porras que ingerí. Fue el año pasado en Granada, en un viaje familiar. El apartamento que habíamos alquilado estaba en el centro de la hermosa, pero bien hermosa e inolvidable, ciudad andaluza. Y en el centro también, en la plaza Bib Rambla, se encuentra la cafetería Alhambra, especializada en churros con chocolate. Todos los días que estuvimos en Granada, a la ida o a la vuelta al apartamento o de callejeo al atardecer, pasábamos por delante de este delicioso “pecado”.

Los primeros días llevé bien la tentación. Pero cada vez que pasaba por delante del establecimiento hostelero, me costaba más vencerla. Tanta cara de satisfacción tras las cristaleras, las fenomenales doradas porras recién hechas y mojadas en un espeso chocolate a la taza, y el olor que salía de la cafetería cuando se abría la puerta, me vencieron definitivamente. Así, que un día, creo que fue al cuarto de estar en Granada, allí que nos presentamos a desayunar, aprovechando que teníamos una ajetreada y andarina jornada por delante. ¡Cómo disfruté de esas porras, -aunque creo recordar que aquí no se hacen distingos y se les llama también churros-, del sabroso chocolate a la taza y hasta del vaso de agua, que nunca debe faltar en estos casos. Y lo más curioso, no me sentaron mal. Mi estómago, ni se acordó de ellos en todo el día. No así mi gusto y mi recuerdo. Ese día, por lo que veo en mis anotaciones, hicimos 19.857 pasos por la ciudad de la Alhambra. Puede que fuera ésta la clave.

P.D. La masa de churros y porras es la misma, la diferencia es que a los churros no se les añade levadura, y en cambio a las porras se les incorpora una cucharadita, además de dejar que la masa repose un poco. Por otro lado, los churros se preparan con boquilla rizada y las porras o churros de rueda se hacen con manga redonda.

Para preparar la masa se utiliza la misma cantidad de harina y agua, una cucharadita de levadura o bicarbonato, y un poco de sal. 




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