miércoles, 5 de febrero de 2020

00901 Las Frutas Escarchadas

EL SALAZÓN ALMIBARADO DE LAS FRUTAS

Escuché recientemente en un programa de radio un debate, sin más trascendencia, sobre si los roscones de Reyes debían llevar fruta escarchada o no. Como es de imaginar, hubo opiniones para todos los gustos, en función del gusto y costumbre de cada cual. Al final, como resumen,  y tal y como imaginaba, la fruta azucarada, en otros tiempos ensalzada y alcance de unos pocos, en la actualidad es vilipendiada por muchos.

A mí, particularmente, no me desagrada. No doy un paso por ella, pero si me la encuentro en algún postre, la recibo con interés. En mi entorno de familia y amigos, a la hora de cortar el roscón o postre que contiene frutas escarchadas, es costumbre esquivarlas. Pero también es cierto, que siempre hay alguien que a lo tonto a lo tonto, y como el que no quiere la cosa, va dando buena cuenta de los trozos de fruta marginados.

Independientemente del gusto por estas frutas, lo que me parece una auténtica preciosidad es la fuerza y vistosidad con la que entran por los ojos. Las fotografías que ilustran esta entrada las tomé en una tienda de las que llamó "de pecado" y con la que me topé en un reciente viaje a la localidad francesa de Carcassonne. Un día las traeré al blog, la ciudad y la tienda. El establecimiento en cuestión me pareció una pasada. La visité tres veces y contra todo pronóstico, en las tres ocasiones salí sin comprar nada. Mi fuerza de voluntad fue la culpable de mi contención. El lugar me pareció fascinante.

Las frutas escarchadas nacieron, al igual que conservas y salazones, de la necesidad de conservar los alimentos. En tiempos antiguos, griegos y romanos preservaban frutas con almíbares. También en la antigua China fue un método muy practicado para poder suministrar frutas a los emperadores durante todo el año, si bien era más habitual cocer las frutas en miel.

Durante mucho tiempo la fruta fresca fue un lujo su consumo, solo reservada a las clases altas. En la Edad Media adquirió un gran desarrollo la elaboración de confites, gracias a la influencia árabe, que servían cítricos y rosas confitadas en el momento principal de sus banquetes. Con la dominación árabe de parte del sur de Europa, la fruta confitada se iría abriendo camino hacia Occidente. Los primeros documentos que reseñan el uso de frutas confitadas en Europa se remontan al siglo XVI.

Consideradas como un dulce navideño, con el tiempo se fueron incorporando como ingrediente y adorno de pasteles, mazapanes y turrones. Su presencia en el Roscón de Reyes no llegaría hasta el siglo XX.











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