martes, 29 de septiembre de 2015

00128 El Puerto de Santa María

LA CIUDAD DE LOS CIEN PALACIOS

Como diría aquel, fue una "visita de médico". Teníamos mucho que ver y poco el tiempo del que disponíamos. Además de El Puerto de Santa María, otros destinos nos aguardaban. Con todo, aún pudimos pasear por sus calles, contemplar el Castillo de San Marcos, mezquita árabe en su origen y bella fortaleza en la actualidad,  y la Antigua Lonja, visitar la Iglesia Mayor Prioral, de estilo gótico, y degustar unas "castañuelas".

La fugaz visita  a la cuna de Rafael Alberti y Pedro Muñoz Seca nos supo, obviamente, a poco. Y sobre todo, cuando ya abandonábamos la ciudad y tras las ventanillas del coche divisamos nobles edificios, la plaza de toros o las bodegas de renombre asentadas en esta sugerente y atractiva localidad a la que le prometimos una nueva y más pausada visita.

El Puerto de Santa María pertenece, junto a Cádiz, Jerez de la Frontera, San Fernando, Chiclana de la Frontera, Puerto Real y Rota, a la Mancomunidad de Municipios de la Bahía de Cádiz. Leo que según la leyenda, la ciudad fue fundada por Menesteo, rey ateniense que participó en la guerra de Troya. Cuando terminó la guerra y volvía a casa, le habían asaltado su trono y tuvo que emigrar. Navegando sin destino alguno fue a parar justo a la desembocadura del río Guadalete y fundó la ciudad, Puerto de Menesteo, en el año 1184 o 1183 a.C. Según algunos arqueólogos, la primera Gadir, como primera aglomeración urbano o centro de negocios, se construyó en lo que hoy es el Castillo de Doña Blanca, dejando la actual Cádiz como recinto sagrado y su posterior utilización como casco urbano a los siglos VII y VI.

El Puerto de Santa María es conocido como "La Ciudad de los Cien Palacios", aunque el paso del tiempo y la dejadez han provocado que muchos de estos elegantes edificios hayan quedado prácticamente en la ruina. Producto de la actividad comercial con la América Española en los siglos XVII y XVIII se levantaron en la localidad auténticos palacios adaptados a las necesidades de los grandes comerciantes que también recibían el nombre de Cargadores de Indias.


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