domingo, 13 de septiembre de 2015

00114 Las Camisetas

UN DIARIO NO ESCRITO

Como diría mi madre, "como para poner una tienda". Hace pocas fechas me entretuve en contar las camisetas que en los últimos años he ido amontonando sin darme cuenta. El número resultante me pareció exagerado: 348. Era consciente de que tenía muchas,  pero jamás tamaña cifra. Las conté tan solo por curiosidad. En uno de esos momentos, excesivos momentos,  de los que ahora tengo y en un intento de matar el rato. En los últimos meses me llaman el asesino de los ratos.

Camisetas sin estrenar y que no conocen todavía el roce del aire por estar todavía embuchadas en una bolsa de plástico. Camisolas sin desplegar y con las rayas bien marcadas. Otras usadas en tan solo una vez. Camisetas de todos los colores y prácticamente de todas las tallas. Prendas de aniversarios y conmemoraciones, de bebidas y actos culturales y deportivos, de  festivales. La mayoría de ellas regaladas y las menos, las que se corresponden con nobles causas.

Repasando mi particular y extraño fondo de armario aprecié que con ellas se podría escribir un diario. Cada camiseta, cada prenda ahora examinada me traía un recuerdo o un acontecer. Recuerdos transitados en ciudades, trabajos y situaciones varias casi olvidadas. Evocaciones hermosas y emotivas; otras, de difícil olvido, como las camisetas que marcan la cita anual con las 12 horas de basquet en Memoria de Sergio Herce, mi querido ahijado y sobrino.  La mala fortuna quiso que nos abandonara a muy temprana edad. En plena edad de sueños,  ilusiones y todo por hacer. Lo más grande es que no suelo llevar camisetas, sólo las amontono y saco media docena de ellas para el verano. No así  las que nos recuerdan a Sergio, esas no, esas están en primera fila de armario.

Supongo que algún día me desharé de semejante multitud de camisetas. En alguna ocasión he estado tentado. La última vez, cuando hicimos el cambio de casa. Es cuando se aprovecha para tirar todo lo superfluo y sin sentido que vamos acaparando. Pero me dio "unnoséqué". No tocaba. Algún día llegará. O no. Tampoco molestan. Hasta me parecen divertidas.

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