sábado, 3 de diciembre de 2022

01073 Las Sardinas con Tomate

UN OLOR MUY FAMILIAR


La cosa hoy va de antojo. Me apetecía que la cocina estuviera ad hoc con el día con el que hemos amanecido. Día invernal, casi navideño, húmedas calles e incluso algo de vaho al respirar. Hoy apetece recogimiento y generar familiares olores. Hay muchas alternativas, pero finalmente me he decantado por algo sencillo y que cumple a la perfección con esa apetencia con la que he iniciado la jornada: sardinas con tomate.

Será escasamente una hora de delicioso y suculento entretenimiento. Los primeros aromas con los que me quiero encontrar vendrán con el tomate casero. Abrir la tapa que lo atesora y acercarme el bote a la nariz es casi obligado. Me resulta un olor familiar, íntimo y seguro. Este pequeño placer para el sentido se verá incrementado cuando a la incipiente salsa de tomate se le añada la cebolla, los ajos y las especias. La ligera fritura enharinada de las sardinas acabará por rematar el escenario que perseguía cuando me he levantado. Parece todo tan natural y casi perfecto... Me he asomado a la terraza. Llueve. La gente va con prisas. Lo entiendo. No es día de pasear distraídamente, ni mucho menos de pararte para hablar al amparo de un paraguas. No resulta cómodo. Vuelvo con mi guiso. A fuego lento, sin prisas. Caliento mis manos sobre el vapor que emana. Todo está bien. Prueba superada.

Ingredientes: 1 kilo de sardinas, 750 gramos de tomate casero, una cebolla, tres dientes de ajo, aceite de oliva virgen extra, dos cayenas, harina y sal.

Elaboración: Limpiar las sardinas cortándoles la cabeza y sacándoles la tripa. Salpimentar las sardinas por fuera y por dentro. Enharinarlas y freír ligeramente en una sartén con aceite de oliva virgen extra. Reservar. Hacer una salsa de tomate, cebolla y ajo, como se tenga por costumbre, e incorporar un par de cayenas; una entera y la otra desmenuzada. Una vez que la salsa está lista, incorporar las sardinas que teníamos reservadas y cocinar durante unos seis o siete minutos. Retirar del fuego y dejar reposar. Mejor cocinarlas de un día para otro.







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