jueves, 1 de diciembre de 2022

01072 Los Viveros de Pescados y Mariscos

 JOYERÍAS DE LA GASTRONOMÍA


No me gusta ir de compras, ni de tiendas, ni ver escaparates, a no ser que alguno me llame mucho la atención. Sí, en cambio, me complace visitar los mercados de abastos de las localidades que visito, así como los viveros de pescados y mariscos que salen a mi paso. Me parecen lugares que tienen un encanto especial y una forma más de entretener los sentidos.

Por lo que respecta a los viveros, de los mercados municipales ya esgrimí mis sensaciones hace algunos cientos de entradas, los disfruto desde que pongo el pie en ellos, hasta que los abandono con el regusto del último olor. Me parecen lugares fascinantes tanto por la estudiada presentación de los productos, como por su generoso colorido, más allá del atractivo género expuesto y preparado para su venta.

Mi visita a los viveros es de mero "voyer". Disfruto solo con mirar. Este es mi conformar. Si mi memoria no me falla, creo que no habrán sido más de tres ocasiones las que he salido con alguna bolsa en mis manos de estas joyerías de la gastronomía. También es cierto que no tengo viveros a mano y que aprovecho estas visitas de deleite cuando he viajado.

No hay mucho más en este gusto, salvo algún recuerdo íntimo con alguien muy cercano y querido para mí, con quien compartí y aprendí de las peculiaridades de este tipo de establecimientos y cuyas últimas fotografías que hicimos juntos en un vivero recupero ahora para este caleidoscopio vital.







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