JOYERÍAS DE LA GASTRONOMÍA
Por lo que respecta a los viveros, de los mercados municipales ya esgrimí mis sensaciones hace algunos cientos de entradas, los disfruto desde que pongo el pie en ellos, hasta que los abandono con el regusto del último olor. Me parecen lugares fascinantes tanto por la estudiada presentación de los productos, como por su generoso colorido, más allá del atractivo género expuesto y preparado para su venta.
Mi visita a los viveros es de mero "voyer". Disfruto solo con mirar. Este es mi conformar. Si mi memoria no me falla, creo que no habrán sido más de tres ocasiones las que he salido con alguna bolsa en mis manos de estas joyerías de la gastronomía. También es cierto que no tengo viveros a mano y que aprovecho estas visitas de deleite cuando he viajado.
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