viernes, 22 de abril de 2022

00972 El Hojaldre de Verduras

 LOS OJOS CHIRIBITAS


Soy de los que piensa que siempre hay que tener en el frigorífico unas láminas de masa de hojaldre por lo que pueda pasar. El hojaldre, también conocido como milhojas, se presta tanto para elaboraciones gastronómicas dulces como saladas y acostumbra a ser un buen aliado en la cocina.

En esta ocasión traigo hasta este caleidoscopio vital un hojaldre de verduras, a modo de pizza, sencillo de elaborar y cuyo resultado final es espectacular, o por lo menos así me lo parece. Tanto es así que cuando lo veo aparecer en la mesa, los ojos me hacen chiribitas.

En este caso se trata de un hojaldre de verduras, rápido y sencillo en su ejecución. Comenzaremos por extender la lámina de hojaldre en la bandeja de horno y la pinchamos con un tenedor para que no se suba al calentarla. Pochamos en una sartén las verduras cortadas que queramos incorporar al hojaldre durante unos cinco minutos. En esta ocasión se trata de pimiento verde, cebolla y tomates cherry. Una vez pochadas las verduras las extendemos sobre la masa de hojaldre y finalizamos con la incorporación de unas láminas de queso brie o queso de rulo. Solo restará introducir el hojaldre al horno precalentado a 200 grados y que sacaremos cuando veamos que la masa de hojaldre comienza a dorarse. Se puede consumir tanto caliente como fría y como digo, el resultado es delicioso. En cuanto a los ingredientes a añadir, todo es cuestión de gustos e imaginación.

Nunca he probado a hacer la masa de hojaldre en casa. Es una de mis muchas asignaturas pendientes en la cocina. No es cosa sencilla y necesita mucha dedicación. Alguna vez lo intentaré. De momento seguiré tirando de las masas de hojaldre industriales que dan el pego, aunque no sean de la misma calidad que las artesanales.

Por cierto, me he interesado por conocer los pormenores de esta antiquísima masa y es todo un mundo. La masa de hojaldre está hecha a base de harina, agua, mantequilla y sal. En cuanto a su origen es muy incierto. Hay escritos que señalan que el hojaldre ya era conocido por griegos y árabes, pero en lugar de utilizar mantequilla era elaborada con aceite. Tampoco faltan anécdotas a este respecto. En este sentido, se apunta a que el padre de la masa de hojaldre fue Claude Lorrain, conocido también como Claude Gellée, un pastelero francés de principios del siglo XVII. Según se cuenta, cuando estaba preparando una masa para hacer unos pasteles se dio cuenta de que se había olvidado de incorporar la mantequilla. Para corregir el olvido no se le ocurrió mejor cosa que estirar la masa bien fina, añadir la mantequilla, doblar la masa, volver a estirar, doblar de nuevo y así varias veces hasta conseguir repartir la masa de manera homogénea. El resultado, unos pasteles ligeros, esponjosos y crujientes.

Pero la cosa no acaba aquí. Existen cuatro tipos diferentes de hojaldre: común, invertido, falso hojaldre y medio hojaldre. A modo de resumen, el común se obtiene a través de la superposición de capas de masa y mantequilla y que vamos doblando sobre sí misma con la grasa en su interior. Para hacer un buen hojaldre hay que dar seis vueltas a la masa y dejar pasar entre vuelta y vuelta al menos media hora.

El hojaldre invertido se diferencia del común en que es la grasa quien envuelve a la masa. En cuanto al falso hojaldre, también llamado hojaldre rápido, se mezclan juntos los cuatro ingredientes (agua, harina, mantequilla y sal), si bien la mantequilla tiene que estar bien fría y cortada en dados. La masa hay que plegarla dos o tres veces pero sin manipularla demasiado. En el medio hojaldre se emplea menos cantidad de grasa y se le da menos vueltas.

Lo dicho, todo un fascinante mundo el del hojaldre.



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